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  • Introducción

    ARTES VISUALES del EGIPTO ANCESTRAL

    El universo iconográfico Egipcio es la expansión del continuo intuición / percepción, conocimiento / cosmovisión, los autores del periodo faraónico, son imaginativos interpretes, inspirados visualizadores y profusos perceptualizadores de la temporalidad existencial y de su trascendencia.

    En el devenir de 4000 años anteriores a nuestra era, en el norte del  continente africano emigrantes semíticos y nubios, se establecen en los márgenes del río Nilo, en el Kemet “tierra negra y fértil” para crear en el horizonte histórico una de las civilizaciones cumbres del ingenio humano.

    El río Nilo axis mundi horizontal de extensos reflejos bilaterales, río de suntuosa majestad, proveniente del lago tropical Nam Lolwe en el centro del continente africano, fluye hacia el norte y de su fusión con el mar Mediterráneo, se forma el pródigo delta, histórico y legendario en el devendría la civilización egipcia convertida en crisol de conocimientos, basamento y faro de disciplinas, de destrezas, fue la aceptada tutora de las culturas de occidente en barias épocas.

    Los paradisos proyectados del Egipto ancestral son espacios habitables, edificaciones religiosas, gubernamentales y votivas signadas por la iconografía continua del arte visual del Egipto dinástico, conocido, venerado e imitado en la temporalidad eterna, posteridad que logra converger en imágenes visuales monumentales inmersas en sensuales y centellantes policromías (pictogramas, jeroglíficos, relieves y esculturas tridimensionales).

    Avezada Iconogénesis ejercida por milenios, se manifiesto a través de sintagmas de continuidad enlazados por algoritmos de perceptualización y esquemas estructurales modelados y modulados en áureas proporciones.

    Esculturas de permanencia promisoria, ascendencia continua, sin declinación por la acentuada sapiencia expresiva de cenit caudaloso.

    Su presencia ascendente en el océano de eternidad celeste, su trascendencia trazada por la métrica de destinos, fue la era de la memoria magnificada por vectores de veracidad, por volúmenes etéreos en los horizontes de otredad, orígenes y devenir, ser y estar de proezas.

    Los dignificados relieves son recipientes de signos lúcidos, continentes de augurios, concentración de conjunciones propiciatorias.

    Los obeliscos definen las sendas cósmicas, la cronología de sublimaciones fluyendo al infinito, los demiurgos faraónicos procuraron gallardamente la conversión diáfana y la fusión ancestral de las efigies de su autoria, magnas obras de impensable e invisible decadencia.

    Los ancestrales egipcios fueron cultores y mentores de cosmometría, de astronomía y agrimensura, edificadores de oasis de la inteligencia, de diorama de disertaciones filosóficas, de agronomía, de hidráulica, de medicina, avicultura, ganadería, edificatoria, escultura, herbolaria y toda matemática.

    RRL 2022   

  • LOS TEXTOS Y LOS CONOCIMIENTOS MÉDICOS EGIPCIOS

    Los textos médicos que se conocen, están escritos con caracteres hieráticos en rollos de papiro. Destacan los de Edwin Smith y Ebers procedentes del siglo XVII a.C., que son copias o recopilaciones de textos redactados en la época de las pirámides. Los más antiguos (2 milenios a.C.) son los papiros Kahum A y B, procedentes de Fayum, que están incompletos; el primero tiene 34 secciones, y trata de enfermedades ginecológicas, métodos de control de fertilidad y pronóstico del sexo del niño por nacer; el segundo tiene nociones de veterinaria.
    El Papiro de Ebers (del egiptólogo alemán Georg Ebers), un rollo de más de 20 metros de longitud, es una especie de Enciclopedia Médica para los estudiantes de la época. Trata de diferentes temas («todos los secretos de la Medicina»).

    Contiene 870 casos de medicina general: enfermedades internas, de los ojos, de la piel y las extremidades, aunque matizados con elementos mágicos y religiosos, exorcismos, etc.

    En el Papiro Rammesseum descubierto en 1896, el fragmento IV es ginecológico y el V trata sobre la artritis. El Papiro de Carlsberg Nro. 8 se refiere a enfermedades oculares y obstétricas. El Papiro Chester-Beatty VI, actualmente en el Museo Británico, del Imperio Medio, es un tratado de proctología. El Papiro de Turín, también del Imperio Medio, habla de mordeduras de serpientes y enfermedades de los ojos.

    Dice Herodoto de Halicarnaso: «En Egipto, la medicina, como los oráculos, está especializada. Hay un médico para cada enfermedad y no existe la medicina general. En todas partes hay un gran número de médicos: unos se ofrecen como médicos para la vista, otros para la cabeza, otros para los dientes, otros para el vientre, otros para las enfermedades internas».

    Alcanzaban varias especializaciones, debido a la profundización de sus conocimientos; tanto, que llegó a existir una especialidad para cada órgano. En una pequeña monografía sobre el corazón, tema de gran interés para la medicina egipcia, se lee: «Existen en el corazón vasos para todos los miembros. Aún cuando el médico coloque sus dedos sobre la cabeza, la nuca, las manos, los brazos o las piernas en lugar del corazón, siempre lo aprieta, puesto que los va sos del corazón van a parar a todos los miembros». Distinguieron la relación pulso-corazón y la doble circulación de la sangre. En la etiología de las enfermedades, el movimiento de los líquidos orgánicos, era importante. Se refiere a que se hacía a través de una red o sistema de vasos que partían del corazón. La alteración de tal flujo era la causa de fiebres y trastornos del pulso. Por las venas, circulaba la sangre, pero también aire y agua; y en su interior, tendones y nervios. En el corazón situaban el entendimiento y la inteligencia y era el único órgano que regresaba al cuerpo después de la momificación, pues los otros se depositaban en los vasos canópicos.

    Describieron más de veinte enfermedades del aparato digestivo (Papiro de Ebers): «…Instrucciones para uno que tiene mal el estómago: cuando visites a un hombre que tiene una oclusión en el estómago, demasiado grave para tomar un pan, su vientre está contraído y su corazón es demasiado débil para marchar con regularidad, debes observarlo tendido, y si encuentras su vientre caliente, mientras haya una obstrucción en su estómago, entonces dirás: es una afección del hígado, entonces harás un remedio de hierbas, como hace el médico: planta paserit, nuez de dátil, serán mezcladas y humedecidas en agua, y el hombre las beberá durante cuatro mañanas, de manera que vacíe su vientre. Después de hacer esto, si tu encuentras que los dos canales de su vientre, la mitad derecha está caliente y la mitad izquierda está fría, entonces a propósito dirás: esto significa que…» «…Después tu debes examinarlo otra vez, y si encuentras que todo su vientre está frío, dirás: su hígado se ha abierto…él ha admitido el remedio…»

    Respecto al sistema nervioso, trataron las cefaleas y realizaban trepanaciones craneales. Para una fractura de cráneo recomendaban construir unas grandes pinzas de madera, almohadilladas, a fin de sujetar la cabeza del herido, a quien colocaban sentado, completamente inmóvil entre dos apoyos hasta que se advierta la curación. Conocían la relación entre cerebro y músculo, la existencia de casi todos los órganos humanos, así como parte de su funcionamiento biológico. Estaban bien enterados de las funciones del cerebro: se dice en el tratado que los movimientos de los diferentes miembros dependen del funcionamiento de los hemisferios cerebrales del lado opuesto.

    La traumatología alcanzó notable desarrollo debido a las construcciones faraónicas. Sabían tratar luxaciones y fracturas en los accidentados, y disponían de instrucciones precisas para su atención. Los huesos fracturados se entablillaban, las heridas se curaban con miel y hierbas astringentes, y luego se vendaban. Para una luxación de mandíbula se impartían indicaciones exactas de cómo y dónde colocar las manos para su reducción. Para las luxaciones de clavícula y omóplato recomendaban colocar al paciente en posición supina y abrirle los brazos a fin de tirar los omóplatos hasta que la parte dislocada encaje por si misma en su ubicación correcta. Muchas de las prescripciones, como la corrección de las luxaciones, sorprenden por su extraordinario acierto, lo que evidencia el grado de conocimientos anatómicos y funcionales alcanzado.

    El embalsamamiento de cadáveres realizado en la preparación de las momias probablemente permitió el conocimiento de la anatomía, no obstante que era una ceremonia religiosa celebrada por personas cercanas al dios.

    El Papiro Edwin Smith es de contenido quirúrgico y expone problemas clínicos que siguen un orden de la cabeza a los pies, pero que lamentablemente se interrumpen cuando llegan a la columna vertebral. En 22 páginas, con bastante claridad y muy pocos elementos mágicos, se presentan 48 casos de diagnóstico y tratamiento. Se supone que procede de Tebas, y hoy se conserva en la Academia de Medicina de Nueva York. Se puede leer un ejemplo: «Instrucciones para tratar una herida en el hueso gema, situado entre el ángulo del ojo, el lóbulo de la oreja y la mandíbula inferior. Cuando veas a un hombre con una herida no abierta pero que penetra hasta el hueso, examinarás la herida. Si encuentras el hueso sano, sin fisura, agujero ni fractura, le dirás: Tienes una herida en el hueso gema que puedo curarte. El primer día lo vendarás con carne cruda. Después le curarás cada día con pomada y miel, hasta que mejore. Una herida que no está abierta pero que penetra hasta el hueso, es una herida pequeña, sin que se formen labios alrededor, se llama herida delgada».

    Poseían instrumental quirúrgico y realizaban intervenciones. A diferencia de otros pueblos de esa época practicaban delicadas operaciones exitosas, como se ha comprobado en muchas momias. Cuando debían operar a algún poderoso con peligro de su salud o su vida, primero practicaban en miserables hasta tener la habilidad suficiente. A los enfermos de más categoría se les anestesiaba.

    «Para calmar la sangre se calientan los cuchillos previamente y de los cortes de las venas debe tener cuidado el médico». La práctica más corriente contra las hemorragias era el uso del cauterio, procedimiento doloroso y primitivo pero bastante eficaz. Los instrumentos metálicos se desinfectaban al fuego y se limpiaban cuidadosamente en una tela hervida en agua de sosa.

    EL MÉDICO Y EL PACIENTE EN LA MEDICINA EGIPCIA
    Ante los ojos del pueblo, el médico era ante todo un maestro en el arte de curar, que podía curarlo todo, incluso los males de amor.

    «El médico atenderá en la casa del paciente, presentándose con el ceremonial correspondiente». Iniciaba el acto médico con una recolección de datos, interrogaba al enfermo sobre sus dolencias y sus síntomas. Observaba detalladamente la piel, los ojos, el sudor, la respiración, etc. Realizaba también unas maniobras, como girar el cuello o las extremidades, o efectuaba una palpación. Establecía así un diagnóstico e indicaba el correspondiente tratamiento con instrucciones precisas. Según los síntomas, el pronóstico era: leve, reservado o grave. El médico debía determinar: 

    – «Enfermedad que puedo tratar».
    – «Padecimiento que quiero combatir».
    – «Desgracia que escapa a mis conocimientos y experiencias».

    Después de formular el diagnóstico y prescribir el tratamiento, ante la desconfianza en la eficacia de sus recetas, y en casos de duda, suele concluir con la desalentadora fórmula: «o sana o muere…». Después de pronunciar algunos ensalmos al usar determinados productos, el enfermo grita: «¡Yo soy aquel a quien Dios quiere mantener con vida…!».

    En los casos en que la dolencia no podía ser tratada, se colocaba al enfermo lo más cercano posible y se dejaba su curación en manos de «La Suprema Guaritrix…». Se permitía que los enfermos más pobres, con enfermedades tenidas por incurables, fueran abandonados en el desierto sin que interviniera la ley que lo prohibía. Allí dejaban sus dolencias para siempre, por cuanto la muerte llegaba pronto más piadosa que terrible.

    El espíritu de observación de estos antiguos profesionales permitió la acumulación de interesantes experiencias. Aprendiendo del acierto y del error, conocieron las propiedades curativas de muchas drogas. Sabían de las ventajas del reposo, de los cuidados para acelerar la recuperación del paciente, y de la importancia de la higiene para prevenir dolencias. Dice Herodoto: «Por esta causa, los egipcios, muy atentos a su salud, provocan cada mes durante tres días seguidos, evacuaciones por medio de vomitivos y lavativas, pues creen que las enfermedades del hombre son debidas a los alimentos. Gracias a estos cuidados y al clima, los egipcios pasan por ser, después de los libios, los más sanos de todos los hombres».

    El Papiro de Londres, de la época de Tutankhamón, contiene recetas farmacéuticas, además de conjuros para las madres y los niños.

    Suponían que la enfermedad casi siempre era resultado de potencias hostiles al hombre: traumatismos, alimentación, clima, animales (gusanos, insectos, serpientes, etc.), potencias ocultas y no reducibles a un examen objetivo («castigo de los dioses», «acciones malévolas de los enemigos», «venganza de los difuntos» etc.). Ante este planteamiento era necesario recurrir a poderes no racionales. La medicina y la magia estaban muy relacionadas. Los egipcios se protegían de los males, especialmente de los hechizos y de la mala suerte, y aún de algunas enfermedades, por medio de amuletos a modo de adornos. El ankh (cruz anseata), símbolo de la vida, era uno de los más populares. Podía un cirujano hacer una intervención ante una lesión visible, pero aún con los instrumentos en la mano, impotente ante una fiebre que denotaba alguna enfermedad no exteriorizada, se convertía en hechicero y practicaba extraños rituales. Uno oral, recitando largos e incomprensibles salmodios, salpicados con nombres de dioses, elevando por momentos el tono de voz, de acuerdo con los movimientos del cuerpo. Otro físico, desde la imposición de manos hasta la administración de preparaciones orales.

    La asistencia médica era realizada por tres grupos de profesionales: a) todo médico, b) todo sacerdote de SEKHMET (diosa leona, responsable de las enfermedades y epidemias, dadora del don de la curación), y c) todo mago.
    Los médicos procuraban que sus recetas se acomodasen a las circunstancias del enfermo o a las estaciones del año. Un medicamento podía curar en el primer mes del año, pero no ser eficaz en el tercero. Se suponía que algunos eran efectivos en determinados días «faustos», no así en los «infaustos».


    LA FARMACOPEA EGIPCIA
    La Farmacopea nos lleva a las preparaciones de laboratorio, penetrando en un dominio especialmente egipcio, puesto que la química deriva de su nombre: KEMI (Tierra Negra, Egipto). Citaremos en primer lugar la materia médica, en cuyas prescripciones se encuentran sustancias de todos los orígenes. Gracias a Dioscórides, Hipócrates, y Plinio el Viejo una buena parte de esta droguería pudo pasar al formulario médico de la Edad Media y subsistir aún entre algunos curanderos. Fueron los alquimistas alejandrinos y árabes quienes mantuvieron la vigencia de esta ciencia, que alimentó los laboratorios secretos de los buscadores de la Piedra Filosofal, y despierta el interés de grandes químicos actuales.

    La Farmacopea Egipcia era tan variada como pintoresca. Se fabricaban drogas, perfumes y ungüentos en los laboratorios de los templos, para las necesidades del culto (fumigaciones, purificaciones y curaciones de las estatuas divinas). El ritual enumera plantas, piedras raras, aceites minerales o vegetales, grasas animales, resinas, hierbas, baños de natrón que conservaban los cuerpos momificados. Utilizaban desde plantas medicinales hasta una infinidad de productos, algunos extraños y aún repugnantes para nosotros. Ciertos ungüentos estaban compuestos hasta de 37 ingredientes diferentes, como sangre de lagarto, secreciones de oído de cerdo, excrementos de niño, de asno, de perro, de gacela, de hipopótamo, e incluso… ¡de mosca!, combinados todos ellos con leche materna, aceites finos y con otras grasas de origen animal.

    Se enlazan las prácticas de higiene y de belleza, muy numerosas, más aún entre las egipcias. Existían medicamentos para curar quemaduras, mordeduras, picaduras de insectos, lesiones por espinas, etc. El cuidado de la belleza era muy importante, y al aumentar los encantos hacía el hogar más agradable. Para dar un olor simpático a la casa y a los vestidos la esposa fumigará: «…incienso, granos de pino piñonero, resina de terebinto, juncia aromática, corteza de cinamonio, melón, caña de Fenicia. Molidos y reducidos a una masa, póngase al fuego…»

    Entre los medicamentos hallamos toda clase de jarabes, ungüentos, polvos, supositorios y enemas. El médico egipcio prescribía mucho el aceite de ricino y los aceites simples. Las enfermedades digestivas se combatían con ricino, lavados de estómago, lavativas, etc. Conocían y trataban la Bilharziosis. También, con eficacia relativa, las cataratas y demás afecciones oftálmicas: «…Para curar el tracoma, los ojos deben ser tratados con sangre de lagarto. Para remediar la pérdida de la visión, se recomienda poner sobre los ojos hígado de buey asado y exprimido…» Un buen tratamiento para las quemaduras es «…la aplicación de suelas de sandalias quemadas». 

    Conocían los valores curativos del ajo, la acacia, el anís, el comino, etc.; de determinadas plantas psicoactivas como la mandrágora, el beleño, la adormidera y varias especies de «daturas» que se administran con cerveza y vino, inicialmente sólo con criterio mágico. Empleaban también anestésicos obtenidos a partir de ciertas sustancias minerales. Utilizaban el cobre, el sulfuro, el carbonato de sodio, el arsénico y el bicarbonato. Entre los productos animales se servían de la bilis, la sangre, el tuétano, hígado, bazo, etc. Se administraban las drogas en ciertos pastelillos usados como vehículos, con instrucciones muy similares a las que se indican en la actualidad sobre dosis, horarios y modos de empleo.

    En un papiro de la XII Dinastía se habla de cierta clase de hongo que crece en las aguas estancadas y que se utilizaba para tratar ciertas llagas y heridas abiertas (¿antibióticos?). También algunos se utilizaban como lo hacen los charlatanes de hoy, para acabar con la calvicie, la impotencia, o porque poseían ciertos poderes mágicos. Otros tratamientos derivan de observaciones adecuadas como las inhalaciones para calmar la tos: «…1/32 de la planta tiam, idem de la pulpa de dátil. Se tritura todo y se pone al fuego. Deberá inhalarse el vapor con una caña durante todo un día…» Se menciona un centenar de medicamentos, algunos aplicados a enfermos con poder y fortuna pues «…eficaces eran, pero también sumamente caros…» Utilizan cánulas para la alimentación artificial, que confeccionan con tallos huecos recubiertos de lino. Las recetas se acomodaban a la edad del paciente y a la estación del año.
    Ocasionalmente se recuerda a los «sheasau» (trucos), curiosos remedios con los que se actuaba por sugestión. Así, ante una mujer próxima a la ceguera y con dolores profusos, se recomienda: «…Estos son desechos de la vulva, que afecta a tus ojos. Para esto te haces una fumigación de la vulva con incienso y aceite fresco. Fumígate los ojos con patas de abejaruco y después te comes el hígado de un asno…» El médico podía suministrar un remedio con su pizca de magia. Así, en casos de dolores o envenenamiento se pintaba la imagen de un dios en la palma de la mano del enfermo con la indicación que la lamiera; indudablemente que no se trataba de colorantes sino de medicamentos; si el enfermo se aliviaba, era por efecto «milagroso».

    El Papiro Smith tiene «un libro para la transformación de un viejo en un hombre joven». Dice el escriba: «…Remedio que se ha manifestado eficaz miles de veces…» Lamentablemente sólo da consejos para ocultar la calvicie, las manchas oscuras de la cara, las arrugas y lo enrojecido que perjudica a la epidermis.

    Con frecuencia los remedios van acompañados de sortilegios y alusiones a una determinada divinidad (ISIS, THOTH, HORUS, OSIRIS, RA, ANUBIS, IMHOTEP, AMON) que intervendrá para ayudar al médico. Pronunciar con una voz justa tales o cuales fórmulas mágicas, era asegurarse una seria probabilidad de curación. El cólera, la peste, la lepra, la tuberculosis, la viruela y el cáncer eran conocidos y requerían la intervención del clero con sus procesiones, plegarias y exorcismos. Uno de los azotes más terribles fue el hambre, traducido en diversas manifestaciones: escorbuto, disentería, úlceras, raquitismo, etc. Para los hambrientos podía no existir la medicina más adecuada, el alimento.

    EL LEGADO DE LA MEDICINA EGIPCIA
    Los gobernantes griegos ptolomeos residían en Alejandría, el más importante centro médico, cultural y científico de la antigüedad. El fundador de la Dinastía creó el museo, mezcla de universidad, centro de investigación y residencia para los estudiosos de la época. Tenía una inmensa biblioteca e instalaciones donde se hacían disecciones en cadáveres humanos y se estudiaban también animales y plantas (Jardín Botánico y Zoológico). Fue incendiada durante la campaña de Julio César en Egipto (48 a.C.). Entre los volúmenes custodiados en el Bruchion y el Serapeum se perdieron más de 700 000 de ellos. Se tenía un catálogo completo de autores, contenido en 120 libros.


    Gillermo Calvo Soriano                             https://sisbib.unmsm.edu.pe/bvrevistas/paediatrica/v05_n1/medicina.htm

  • ­DIEZ INNOVACIONES DEL ANTIGUO EGIPTO

    inventos desarrollados dentro de la civilización del Nilo continúan presentes en nuestras vidas.

    La civilización del Antiguo Egipto, que hunde sus raíces en el cuarto milenio antes de Cristo, representa todo un hito en la historia del mundo.

    Y no solo por las llamativas pirámides, sino por muchas razones, en especial por sus innovaciones tecnológicas y culturales, que todavía son vigentes en la cultura contemporánea.

    Aunque toda cultura es mestiza por naturaleza – en cuanto hibridación de corrientes, ideas, costumbres, valores y hábitos –, lo cierto es que la influencia cultural egipcia es particularmente significativa. De este modo, si bien algunos de los inventos señalados a continuación pudieron ser descubiertos por varias culturas simultáneamente, algo muy común en la historia de las civilizaciones y las culturas, lo cierto es que hoy pertenecen a la historia – al menos nominalmente – de este particular país oriental.

    El sistema postal

    Aunque hoy la mayoría de nosotros empleamos un servicio postal electrónico, más comúnmente llamado e-mail, lo cierto es que el correo tradicional sigue –y, a priori, seguirá – operando en la actualidad, sobre todo para asuntos burocráticos o institucionales. En este sentido, el primer sistema de correos conocido es el egipcio, que funcionaba a modo de red de comunicación estatal, permitiendo el traslado de documentos de un lugar a otro del reino –de tamaño considerable – ya en el año 2400 a.C.

    Los perros de policía

    Ya se tiene constancia de la existencia de perros policía – o perros de guerra – en el año 4000 a.C. Aunque el gato, el cocodrilo, el toro o el escarabajo fuesen algunos de los animales sagrados del Antiguo Egipto, lo cierto es que el perro, al igual que ahora, tenía un uso más pragmático que estos para el Estado, tal como ocurre ahora.

    Sistemas de irrigación

    El primer sistema complejo de irrigación fue desarrollado en el Antiguo Egipto. No es casualidad: se trataba de una civilización que dependía rigurosamente de las periódicas inundaciones del río Nilo, considerado hasta el año 2008 como el mayor longitud del mundo – cuando fue desbancado por el Amazonas tras ciertos estudios. El Nilo representaba toda la base material de la agricultura e infraestructura de la civilización egipcia; era, en pocas palabras, su fuente de vida y progreso económico.

    El primer zoo

    La religión egipcia contaba con elementos aparentemente totémicos, en los cuales los animales cobraban con gran importancia. En su religión, por ejemplo, algunos de los dioses están caracterizados parcialmente como animales, lo que algunos consideran una supervivencia de cultos previos o más primitivos. Estos seres, por tanto, contaban con una importancia esencial en la cosmogonía egipcia.

    En este sentido, el zoo más antiguo jamás conocido fue descubierto en Hieracómpolis, siendo originado en fechas tan tempranas como el año 3500 a.C. No era el único recinto de este tipo, y en ellos había incluso animales sagrados, como Pady-Sebek, un cocodrilo que era venerado como encarnación del dios Sobek (y lo mismo ocurría con el buey Apis, un animal mimado que llevaba aros de oro en las orejas y brazaletes en las patas delanteras). Al morir, el cuerpo del cocodrilo en cuestión era momificado, siendo entonces sustituido por otro cocodrilo que pasaba a ocupar su lugar en el templo sagrado de la divinidad.

    La apicultura

    La apicultura, la práctica de criar abejas para obtener miel, fue una disciplina desarrollada ya por los antiguos egipcios. Al igual que la agricultura o la ganadería, la idea es cultivar y producir conscientemente bajo la supervisión humana los productos que antaño eran hallados en la naturaleza. La apicultura, por tanto, fue una forma más de canalizar las potencias naturales para el disfrute y beneficio humano; es decir, la base de toda civilización y cultura propiamente humana. Hoy, de hecho, también hay quien afirma que el cultivo de la oliva se inició entonces en el país mediterráneo.

    Las velas

    Las velas de tela aparecen representadas en el arte del Egipto pre-dinástico del año 3300 a.C. De nuevo, la idea es la misma: que la naturaleza sirva para satisfacer las necesidades humanas, explotando la fuerza eólica y ahorrando así energía humana que podría ser empleada en otros menesteres. Una fuente energética que, además, podría estar de moda: es de lo más sostenible.

    El papiro

    El papiro es el soporte para escritura más antiguo que existe, y fue inventado en Egipto durante una fecha indeterminada del tercer milenio antes de Cristo. Al papiro le siguió posteriormente el pergamino – sacado de la piel del cordero– y, finalmente, el papel. También la tinta se empleó primero en Egipto, donde tenemos constancia de su uso hace más de 5300 años antes de Cristo. Los egipcios usaban tinta negra para redactar textos, mientras que utilizaban roja para resaltar o subrayar palabras importantes; es decir, de un modo sorprendentemente similar a como hacemos hoy en día.

    La pasta de dientes

    La primera pasta de dientes data del siglo IV a. C., y para producirla los egipcios mezclaban pimienta, sal pulverizada, menta, uñas de buey, mirra y diferentes flores. Según se sospecha, se trataba de un producto particularmente abrasivo, con un sabor particularmente intenso. Para aplicar dicha pasta también inventaron, como es lógico, el cepillo de dientes, algo que resultaba fundamental a la hora de preservar la dentadura.

    La medicina

    Dentro de la ciencia médica, los egipcios fueron los primeros en hacer referencia a las cataratas, el cáncer, la diabetes, la alopecia o la histeria. Este tipo de enfermedades, junto con los tratamientos y las medicaciones aplicables, quedaron registradas en diversos papiros pertenecientes a diferentes épocas de la Antigüedad egipcia. Los egipcios, de hecho, ya contaban con prótesis para las diferentes partes del cuerpo, llegando a realizar operaciones tan complejas como suturas quirúrgicas, rinoplastias, prácticas ginecológicas y tests de embarazo.

    El calendario

    Los primeros registros de calendarios hallados en sitios arqueológicos son de origen egipcio y sumerio, y pertenecen a la Edad de Bronce. Estos registraban el recorrido del Sol y la Luna y eran utilizados, como hoy, para calcular el tiempo transcurrido, sirviendo a su vez de racionalización y categorización de los tiempos humanos en diversas etapas – o estaciones – de más o menos duración. Era, por tanto, un instrumento fundamental para el cálculo, la gestión y el desarrollo de la vida cotidiana, ya que permitía la celebración de rituales religiosos y el desempeño de actividades económicas como la siembra y la recogida de los frutos de la tierra.

    https://ethic.es/2022/06/diez-innovaciones-del-antiguo-egipto-para-vivir-en-el-2022/

  • La figura del faraón

    Las contribuciones basicas son que rey posee un cargo divino, el «el dios bueno» que es una encarnacion de Horus, un antiguo dios-cielo y dios-halcon. A finales del imperio el dios fallecido se identificaba con Osiris, dios de los muertos. Los textos que tratan de la monarquia divina de este periodo son: La teologia menphita, el papiro diomatico del Ramseo y Los textos de las piramides. Su objeto es afirmar la supremacia del faraón como dios, despues de su reencarnacion en la vida de ultratumba. En la comprension egipcia de la monarquia era fundamental el concepto «maat», que puede traducirse como «verdad» o «justicia». Es un término cuyo sentido va mucho más allá de justicia legal o de la exactitud fatua. La dinastía IV es el único periodo del Imperio Antiguo en el que es posible obtener una información bastante completa acerca de la familia real. Durante toda la dinastía IV existe una línea de visires, la mayor parte se ocupan de los proyectos de construcción, tenían un gran poder, aunque no estaban destinados a sucederle en el trono. Aunque los príncipes ocupasen un lugar de honor, no teniían ningún título, o en algún caso lo poseían de rango sacerdotal. Su existencia pasa más inadvertida en el Imperio Medio. Sin duda el papel reservado a los príncipes, insuficiente, contribuyóa la estabilidad del gobierno, especialmente en el difícil momento de la sucesión. La importancia de los príncipes contrasta con la de las primeras reinas y madres de los faraones. El casamiento y con quien del faraón era un acontecimiento que tendría implicaciones políticas importantes, aunque por lo que atañe al Imperio Nuevo no se disponen de datos que permitan afirmar que existía la costumbre de que el faraón aceptase en matrimonio a la hija de un rey extranjero como parte de un arreglo diplomático. Durante todo el imperio antiguo la capital de Egipto continuó siendo Menphis. No hay que considerar automáticamente a los poseedores de títulos como funcionarios civiles sin otra ocupación.

    La sociedad.
    La sociedad egipcia estaba dividida en tres grupos:

    1. Hombres cultos que ejercían una actividad derivada del estudio.
    2. Personas que les estaban subordinados.
    3. Campesinos analfabetos.

    El servicio en el gobierno era una fuente fundamental de ingresos. Una importante función del gobierno era la localización y recaudación de los recursos necesarios para la realización de proyectos.

    Los recursos agrícolas de Egipto se dividían en tres clases de propiedades:

    1. Aquellas poseídas directamente por la corona.
    2. Las que pertenecían a fundaciones piadosas cuya relación con la corona era muy sutil.
    3. Aquellas que se hallaban en manos de individuos privados y que estaban sujetos a impuestos.

    La información que se tiene sobre los impuestos del Imperio medio es muy escasa. Cabe pensar que existía una red de agencias del gobierno extendida por todo el país, que intentaba, mediante medidas burocráticas, la estimación y administración de los recursos, a la vez que supervisaban en sus diferentes escalafones el funcionamiento de las fundaciones religiosas y de las propiedades privadas, cuyos funcionarios habían tenido como principal preocupación, no el facilitar la transferencia de riqueza a la corona, sino más bien, la operación efectiva de la fundación o de la explotación de la que eran los principales beneficiarios. El segundo aspecto importante del gobierno es el modo de administrar justicia con el maat.

    Administración y justicia.                                                                                     Parece claro que lo más normal era que la justicia fuese administrada por individuos que ocupaban una posición de autoridad. Otras veces, las decisiones judiciales y administrativas se realizaban de forma colectiva por consejos o comités.

    El cargo más importante era el de visir, responsable último de los asuntos fiscales, administrativos y judiciales. No se sabe con certeza si existían uno o dos visires que se encargarían de cada parte del país, como sucedería posteriormente. Su objetivo era aseguran el mantenimiento perpetuo de los cultos de las estatuas.

    Las rentas se asignaban a quienes mantenían el culto y un personal de mantenimiento específico, pero si se establecía un acuerdo legal, podía ser asignado a cualquier otro.

    La naturaleza y funcionamiento de las fundaciones piadosas en las provincias revela en una serie de textos el estrecho lazo que podía existir entre un templo local y los cultos a las estatuas que había en las tumbas.

    Todo parece indicar que la existencia de una red de fundaciones piadosas para divinidades locales, de las estatuas de los faraones, de los templos locales y de las estatuas de individuos privados, desempeñaba una importante función en la vida económica de Antiguo Egipto, e implicaba a las familias de muchos individuos.

    El templo se convirtióen un centro importante de actividad económica y administrativa. En algunas zonas el cargo de gran sacerdote era desempeñado por el monarca. En ningún momento, durante el periodo antiguo o medio encontramos individuos de destacada posición cuyas actividades fuesen estrictamente sacerdotales.

    Al final de la III dinastía el gobierno provincial se había convertido en una parte muy importante de la sociedad. Este hecho puede comprobarse en la disminución del tamaño de las pirámides. Los conocimientos que tenemos sobre la corte real en esta época reflejan la gran importancia que tenían los cementerios de las pirámides a la hora de formar nuestra opinión sobre este periodo.

    Cuando las pirámides y las grandes construcciones desaparecen llegamos a una «Edad Oscura».Toda la parte meridional del Alto Egipto paso a estar dominada por Tebas. Tebas pasa a ocupar un primer plano. El éxito conseguido por el gobernador Inyotep el grande al sofocar las ambiciones de los gobernadores del norte y del sur le llevó a proclamarse rey con los nombres de Inyotep y Mentuhotep.

    Este poder tebano no alcanzó su culminación hasta el reinado de Vahanj- Inyotep. Su posición provoco guerras con los reyes de las dinastías IX y X en el norte. En ninguna inscripción se hace mención de la victoria, aunque parece que correspondio a Mentuhotep II. Durante su reinado se construye Deir-el-Yalazi, obra con la que comienza el Imperio Medio.

    El primer periodo intermedio constituye la ruptura del equilibrio entre una corte poderosa y unas aspiraciones de las provincias, e indican dónde residía la principal fuente de poder. Se democratiza la vida de ultratumba y se produce una especie de revolución social. Surge una nueva conciencia entre los filósofos a causa de la desigualdad y fragilidad del Estado.

    El hinterland Africano.                                                                                                La vida sedentaria en el Valle del Nilo parece haber impulsado la aparición de líderes ansiosos de extender su control sobre otros grupos vecinos del valle y de una cultura funeraria muy desarrollada. En Egipto este proceso había sido el origen de una cultura predinástica, a partir de la cual se desarrolló la cultura faraónica.

    Pero en Nubia el menor potencial natural de esta parte del Valle y la política agresiva adoptada por Egipto, significó que este proceso tuviese un futuro limitado y que pudiese ser alterado cuando se hallaba en una fase incipiente. La evaluación reciente de los datos arqueológicos y de la antropología física de la baja Nubia tiende a abandonar la teoría de oleadas repetidas de migraciones y a aceptar la de una continuidad cultural y étnica fundada a partir de los primeros momentos.

    Cabe pensar que los contactos entre el desierto y el valle de Nilo se basaron siempre en el intercambio de ganado. Por lo demás estos contactos debieron ser constantes, aunque esporádicos. Los grupos seminómadas se asentarían en campamentos efímeros al borde del desierto, entrando en relación con los grupos sedentarios del Valle del Nilo. La práctica de acampar a los bordes del desierto realizada por los grupos nómadas, que en ocasiones concluyo en asentamientos permanentes, se ha perpetuado hasta la actualidad.

    En numerosas localidades del desierto occidental se ha mencionado la aparición de hallazgos arqueológicos que rara vez han sido investigados sobre una base científica. Los ocupantes de estos yacimientos se dedicaban a la cría de ovejas domesticadas y tal vez, también de cabras.

    En cuanto a la cultura material, consistía en una serie de utensilios de sílex, vasos de ceràmica de diversos tipos. En ninguno de los yacimientos se encontro ningún cementerio, rasgo importante que les distingue. Cuando los egipcios entraron en contacto con estos pueblos del desierto occidental se refirieron a ellos con una terminología imprecisa. Un término general utilizado era el de Chenehui, o el país de Cheneh.

    Los núcleos de asentamiento más importantes debían hallarse formando oasis. El interés más valioso que suscitan estos pueblos se refiere a la importancia estratégica de los lugares donde se asentaban, para salvaguardar las rutas del desierto que proporcionaban alternativas para el comercio y para otro tipo de contactos con Nubia y las tierras situadas más al sur. El rasgo esencial de esta zona es la cadena de montañas y colinas que separan el Valle del Nilo del Mar Rojo. Estas colinas posibilitan una cierta cantidad de precipitaciones anuales. Los antiguos egipcios realizaron expediciones con regularidad para explotar los recursos naturales de esas montañas y al concentrase en algunos vadis debieron estar en contacto permanente con la población local. El Valle de la baja Nubia constituía un modo de acceso a las más importantes minas y canteras situadas en el borde de desierto, tanto en Oriente como en Occidente.

    1. Vadi Gabgaba: Oro y cobre.
    2. Vadi-el- Hudi: Amatista y oro.
    3. Canteras del desierto occidental, al noroeste de Toshca: diorita.

    La política egipcia fue siempre de agresión, aunque es cierto que al mismo tiempo los egipcios debían comerciar con estos pueblos, especialmente con los de la Baja Nubia. Los egipcios mantuvieron siempre la esperanza de que finalmente podrían acceder por el río o por tierra a las fuentes de los productos exóticos y a las minas de oro, que alternativamente sólo podían obtener mediante la navegación hasta Opone.

    Los habitantes de la Baja Nubia se refugiaron en un sistema de vida seminómada en una zona situada entre el Valle del Nilo y los manantiales y oasis de pueblos adyacentes. Uno de los rasgos definidores de estos pueblos es la escasez de cementerios bien definidos.

    En el Imperio Antiguo hubo un intento por parte de Egipto de controlar la Baja Nubia estableciendo centros de ocupación permanentes. En cuanto a la cultura material que conocemos la cerámica es el rasgo más aparente, particularmente un conjunto de compleja decoración geométrica.

    El yacimiento de mayor interés es Kemer, una especie de Biblos Africana, durante el segundo periodo intermedio. Era un estado independiente más alla de las fronteras políticas con Egipto, con una monarquía que miraba hacia Egipto. La conquista de la Baja Nubia comienza con el reinado de Mentuhotep II, pero no encontramos alli restos arqueológicos de esta época. Por el contrario, existen numerosas pruebas que indican la presencia egipcia durante el mandato de Sesostris I, en forma de núcleos fortificados. Se sabe que estos núcleos contenían una guarnición que contaba con modestos efectivos, lo que contrastaba con una administración que constituía una variante especializada de la existente en Egipto.

    Las medidas defensivas de los egipcios no se limitaron a la erección de almenas y murallas. También se utilizaban puestos de observación en promontorios rocosos en la zona de la Segunda Catarata. La preocupación por los nómadas de la zona oriental del desierto no explica la orientación hacia el sur del grupo de fortalezas de Semner.

    Aunque la relación entre arqueología y la estructura política siempre es discutible, parece improbable, sobre la base de la naturaleza del país y de la ausencia de vestigios arqueológicos, que la zona de Semner y de Ukmer hubiera tenido tanta importancia. El volumen del comercio nubio era importante. La demanda egipcia de oro e incienso era equivalente en el sur a la demanda de madera que obtenía el norte a través de Biblos.

    Su importancia reside en el hecho de que era el único lugar donde los egipcios podían comerciar directamente con la región que producía artículos de valor y que al mismo tiempo estaba demasiado alejado como para que resultase peligroso desde el punto de vista político. La investigación arqueológica apunta cada vez más hacia la conclusión de que la civilización urbana, acompañada por un orden social relativamente avanzado, fue la situación normal no sólo de Siria, sino también de Palestina. Durante casi todo el periodo que estamos mencionado se extendían hacia zonas desérticas donde no habría sido tan sumamente fácil la vida urbana sin una cuidadosa organización.

    Este periodo se caracteriza por un declive general de la vida urbana, que se atribuye a las perturbaciones provocadas por la aparición de grupos de inmigrantes. El nuevo modelo es una mezcla de aldeas y campamentos de grupos nómadas y seminómadas. En ocasiones se ha dicho que la región del Delta oriental del Nilo no se incorporóal estado egipcio hasta el Imperio Medio. Por otra parte los más recientes trabajos arqueológicos han permitido el descubrimiento de numerosos campamentos por toda la costa septentrional del Sinai, y que se extendían hasta las proximidades del delta del Nilo.

    Puede establecerse un paralelismo muy instructivo con la historia de la Baja Nubia en esa época. El flujo constante de productos egipcios hacia el este y en Noroeste sería un incentivo o un indicio de actividad comercial sobre una base local, que escaparía al control de una administración centralizada. La desaparición de núcleos habitables en la costa septentrional del Sinaí durante o después del periodo protodinástico habría dado lugar a un política de dureza en las fronteras. Durante la mayor parte del periodo histórico la península del Sinaí había sido un núcleo de vida tribal nómada, separando dos civilizaciones urbanas: Egipto y Palestina.

    Durante el segundo y tercer milenio a.d.c. la diferencia fundamental entre ambas era la que existía entre un gobierno centralizado que canalizaba los recursos nacionales hacia un sólo núcleo de poder y un conjunto de ciudades cuyos recursos estaban más dispersos y que en parte eran empujados a una constante lucha para conservar su independencia. Los egipcios finalmente se hicieron con el control exclusivo del Sinaí a expensas de ese reducto cultural palestino en tierra egipcia. A excepción del Sinaílas fuentes egipcias son extraordinariamente parcas en lo que respecta a las relaciones con Palestina y Siria. Con frecuencia, por la terminología que utilizan no permiten una diferencia entre la zona nómada del Sinaíy el hinterland habitado.

    Hay algunas excepciones que parecen referirse a expediciones guerreras contra la zona urbanizada de Palestina, alguna de cuyas ciudades sabemos que eran importantes fortificaciones del tipo que aparece representado en las ilustraciones antiguas. Los hallazgos arqueológicos del sur de Palestina y del Sinai, así como elevado desarrollo que había alcanzado la arquitectura militar defensiva en Egipto a comienzos del Imperio Medio permite afirmar que cuando los egipcios hacen referencia o representan fortalezas debemos pensar en las ciudades fortificadas del Bronce inicial o medio en Palestina.

    Biblos mantenía una relación muy especial con Egipto y sus restos arqueológicos constituyeron un testimonio de valor incalculable para ilustrar el contacto egipcio con el Mediterráneo oriental. La influencia egipcia es aún más evidente en el equipamiento funerario de algunas princesas o reyes de Biblos cuyos reinados coincidieron con la última fase de la dinastía XII. La única zona del Egeo que recibió productos egipcios en cantidad importante y cuyos productos fueron exportados a Egipto fue Creta. Es probable que el nombre de Creta en egipcio, Keptio, fuera conocido por los egipcios en el Imperio Medio, aunque no aparece en ningún texto que indique un contacto directo.

    El modelo administrativo y cultural de la dinastía XII se perpetuó durante la dinastía XIII. Se produce una cierta fragmentación en el gobierno del Norte. MANETON excluye por completo la posibilidad de que existieran varios reinados al mismo tiempo y dividió a todos los reyes anteriores en 4 dinastías más a partir de la XIII. La claridad del esquema de MANETON queda invalidada para este periodo: Existió una proliferación de faraones agrupados en:

    1. Los que sucedieron a la dinastía XII. Fueron reconocidos en el Alto Nilo, aunque la mayor parte continuó gobernando desde Menfis.
    2. Una dinastía de reyes que gobernó el alto Egipto desde Tebas, después de estos.
    3. Seis reyes extranjeros: Hicsos. Subyugaron al grupo 1 y gobernaron al mismo tiempo que él.
    4. Reyes cliente, de ciudades estado.

    A los hicsos se les ve como un intermedio fundamentalmente destructivo en la historia de Egipto. Se presentaron como faraones, utilizando los títulos tradicionales con los nombres compuestos del dios Ra. A finales del Imperio Medio existen pruebas de la existencia de un gran número de «asiáticos» en la sociedad egipcia, más o menos asimilados.

    En Palestina se vivía el periodo de grandes ciudades fortificadas y campamentos militares. Según se ha dicho fue la época de mayor prosperidad que conocióla zona hasta la época romana. Asi, el nordeste de Egipto había quedado bajo dominación palestina.

    Al igual que en Egipto en la transición de la dinastía XII a la XIII no se aprecian signos de discontinuidad. Algunas fortalezas muestran signos de enfrentamientos, aunque es muy difícil afirmar si se trata de ataques de las fuerzas los nubios, de enfrentamientos locales fruto de una situación confusa o de invasores egipcios del Imperio Nuevo.

    La corte de Kerma era rica y los recuerdos del Egipto faraónico darán el tono de la vida civilizada. En la alta Nubia se desarrolló una intensa actividad comercial con Egipto durante el Imperio Medio; aunque se ignora el beneficio que obtenían los nubios. La rica fase clásica de la culturas de Kerma parece haber coincidido con el gobierno de los hicsos en el norte.

    Durante esa época los reyes de Cush tuvieron la oportunidad de conseguir el monopolio del oro nubio. La cultura de Kerna es la de una corte, y en este sentido, es la única. La influencia política de sus gobernantes no puede ser determinada de forma precisa por parte de la arqueología. A la situación compleja de la Baja Nubia y Egipto hay que añadir otro elemento: la inmigración y asentamiento de los pueblos del desierto cuya cultura se conoce con el nombre de Pau-grave.

    Las razones de esa inmigración nos son totalmente desconocidas, así como sus efectos a largo plazo. La cultura del Pau-grave no conservó su identidad más allá del comienzo del Imperio Nuevo, aunque no existen pruebas que indiquen que sus representantes fueron sometidos por la hostilidad del Alto Egipto. Es evidente que la fase final de la dinastía XIII y el periodo de los hicsos fue compleja y llena de acontecimientos en la Baja Nubia. En el Norte de Egipto se produjo fragmentación de las ciudades, abarrotadas de habitantes debido a la inmigración y el poder quedo en manos de una potencia extranjera, el reino de Cush.

    Una etapa de debilidad interna en Egipto que comenzó un periodo de desarrollo y prosperidad en Palestina y Nubia, de forma que por una vez los egipcios fueron víctimas de la iniciativa política y de los logros culturales de otros pueblos. Ambos reinos fueron destruidos simultáneamente en un periodo de conflictos iniciado por Kanose, último faraón de la dinastía XVII y continuado por sus sucesores de la dinastía XVIII. El éxito definitivo de la revuelta tebana no se alcanzaráhasta los reinados del Imperio Nuevo. No se limita a recuperar el control del territorio dominado durante el Imperio Medio, sino que se convirtió en conquista y el intento de control de los países de donde habían surgido los reyes de Cush y los reyes extranjeros. Con la excepción de la dinastía de los hicsos las raíces del cambio histórico parecen hallarse dentro de Egipto, en el maat político, particularmente en las relaciones entre el faraón, los nobles de su corte y los hombres más ambiciosos de las provincias. Aunque el Nilo tiene un régimen un tanto diferente del sistema Tigris-Eúfrates, habría poseído también la capacidad de producir un excedente agrícola, una vez satisfechas las necesidades de la población.

    La burocracia es un factor fundamental en las primeras civilizaciones y en Egipto surgió básicamente para satisfacer las ambiciones de los primeros faraones. Las fundaciones religiosas tenían un papel fundamental en la economía. Un examen a fondo de la historia del Egipto de este periodo sugiere la aparición de una dicotomía política en las épocas en que no existió un gobierno centralizado fuerte. En esos periodos el país tendió a dividirse en dos partes: el delta y los siete o ocho nomos más septentrionales del Alto Egipto por un lado y el resto del Alto Egipto por otro. El siguiente paso en el norte fue la sucesiva fragmentación en ciudades estado para alcanzar un modelo ya conocido con una jerarquía de autoridades entre ellas lo que incluía una capital nominal en Menphis o en otro lugar del Norte, mientras que a finales del Imperio Antiguo fueron los gobernadores provinciales del Alto Imperio quienes comenzaron a competir por los recursos con la corte.

    Testimonios de muy diferente naturaleza han permitido afirmar que durante los imperios Antiguo y Medio se produjeron una serie de variaciones importantes, tanto en las precipitaciones estacionales sobre Egipto como en los niveles de

    inundación del Nilo. Del periodo que sigue al final del Imperio Antiguo procede un número muy importante de las referencias antiguas a las situaciones de hambre en el Alto Egipto.

    Se produce una decadencia de la cultura oficial después de las dinastías VI y VII. El hecho de que se produjera un periodo de debilidad de la monarquía, más esos dos periodos de irregularidades del Nilo, pueden constituir una prueba de la existencia de grupos de individuos ante los cuales el poder de los monarcas se veía obligado a ceder.

    La cronología absoluta egipcia es de una enorme ayuda para el sistema de radio carbono y otros métodos de datación en la reconstrucción de la historia antigua del nordeste y del este de África en su conjunto. Los cambios políticos, sociales y económicos en el interior de Egipto y la cronología se reflejan con toda intensidad en los datos arqueológicos, que a menudo muestran aspectos de estos fenómenos históricos a los que las fuentes históricas nunca se refirieron.

    Durante el periodo 1552-644 a.d.c. Egipto generó una gran cantidad de datos, todos ellos muy variados, susceptibles de ser analizados por los historiadores.

    Abundan los templos de diferentes clases. Todos los muertos eran enterrados en cementerios. Un amplio espectro de estratos socioeconómicos y de prefaraones se reflejan en los restos de ciudades de mayor tamaño. Los egipcios creían que el carácter fundamental de su sistema político, económico y cultural había sido fijado con anterioridad por un dios. Este idealismo que domina en los textos antiguos tiene una gran importancia teórica. Uno de los métodos para conocer su historia es la epigrafía: la escritura en piedra.

    La evolución política.

    1. Periodo tinita. (Primera mitad del III milenio a.C).
      – Unificación del Alto y Bajo Egipto por el faraón Menes. I dinastía (3000 a.C) en Menfis.
      – Monarquía teocrática al frente de la cual estaba el faraón (rey-dios). – Intercesor entre los dioses y los hombres, responsable del orden del mundo.
      – Juez, sacerdote y jefe del ejército.
      – Existían altos funcionarios: sacerdotes, jueces, tesoreros, militares…
      – Enterramientos en mastabas.
    2. Imperio antiguo (segunda mitad del III milenio a.C).
      – Cristalización de la civilización forjada en la época anterior.
      – Esplendor de la figura del rey-dios, manifestada en las pirámides.
      – Influencia egipcia en Nubia y Sinai, en busca de cobre, oro y piedras preciosas.
    3. Primer periodo intermedio (Finales III milenio-principios II milenio a.C).
      – Problemas económicos, poderío de pequeños señores, poder central débil, falto de recursos, tropas y poder.
      – Invasión de los pueblos beduinos del norte y rebelión del pueblo contra los señores.

    – Comienza a dudarse del carácter divino del faraón. 4. Imperio medio. (Primera mitad del II milenio a.C).

    – Unificación del imperio por medio de príncipes tebanos. Capital Tebas.
    – Fuerte centralización y poder absolutista. Los funcionarios residían en Tebas.

    – Se coloniza la Baja Nubia y se intensifican las relaciones con

    Líbano y Palestina.
    5. Segundo periodo intermedio. (Mediados del II milenio a.C).

    – Nueva división política de Egipto.
    – Invasión de los hicsos que introdujeron el carro tirado por caballos.

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  • Jeroglíficos, claves de la escritura sagrada

    Aunque al principio la escritura jeroglífica era un sistema ideográfico, en el que cada signo representaba visualmente un objeto, con el tiempo se desarrollaron métodos para representar palabras de forma parecida a los alfabetos modernos

    la lengua egipcia apareció por primera vez por escrito en torno al año 3300 a.C. y se desarrolló de forma continua como lengua viva hasta el siglo XIV d.C. A lo largo de esos más de cuatro milenios, el idioma experimentó una profunda evolución, de modo que entre el egipcio medio –la fase de la lengua en la que se escribió el famoso Cuento de Sinuhé– y el copto podría haber tanta distancia como entre el latín y el castellano.

    Además, en las distintas regiones de Egipto se hablaban diferentes dialectos de la lengua egipcia, con lo que, por ejemplo, era habitual que un habitante del Delta tuviera dificultades para entender a otro de Elefantina.

    Frente a esta notable transformación de la lengua hablada, la escritura jeroglífica da una impresión de inmutabilidad, de una escritura sagrada que se habría mantenido invariable durante siglos. Se trata, sin embargo, de una impresión engañosa, pues a lo largo de la historia egipcia no sólo hubo distintos sistemas de escritura, además de los jeroglíficos, sino que éstos evolucionaron de modo diferente, incluso en la época de dominio griego. Aun así, algunos principios básicos de la escritura jeroglífica se mantuvieron siempre vigentes.

    ANIMALES, PLANTAS Y OBJETOS

    Los jeroglíficos se basaron casi siempre en la representación de elementos de la realidad de los antiguos egipcios, desde seres humanos y animales hasta objetos celestes, plantas, utensilios diversos o todo tipo de construcciones. Estos signos fueron utilizados en un inicio como logogramas, es decir, signos cuyo significado es el elemento que representan. El concepto «casa» se escribía mediante el plano esquemático de una vivienda de una habitación, y la palabra «cara», con una cabeza humana mostrando el rostro de frente. En estos casos un pequeño trazo vertical se situaba detrás o debajo del signo para indicar que éste estaba siendo usado al modo de un logograma.

    No obstante, pese al gran número de jeroglíficos que los egipcios llegaron a crear –unos 750 en la época clásica de la lengua egipcia–, era imposible que hubiera uno para cada elemento de la realidad. Además, existían conceptos abstractos que no podían representarse directamente de forma gráfica. Era necesario, pues, encontrar un método para expresar nuevos significados con los signos jeroglíficos ya existentes. Uno de ellos consistió en utilizar los signos de forma simbólica para referirse a conceptos relacionados con el elemento representado. Por ejemplo, el signo que representa las banderolas situadas en los pilonos –puertas de entrada monumentales– de los templos pasó a designar el concepto de dios, dado que en los templos se guardaba la estatua de la divinidad. Otro caso es el signo del sol; como logograma designaba directamente el astro rey, pero podía también emplearse simbólicamente para indicar conceptos vinculados al tiempo, como «día», a partir de la idea de que el sol, en su movimiento por el cielo, marca el paso del tiempo.

    Como este método todavía era insuficiente, los egipcios terminaron por desarrollar un sistema de escritura fonética, en el que los signos representaban los sonidos o fonemas de la palabra tal como se pronunciaba en lengua egipcia. Para ello tomaron como punto de partida los jeroglíficos ya existentes, que empezaron a utilizar de modo parecido a las letras de nuestro alfabeto. Por ejemplo, el signo que representa un antílope y que se pronunciaba jw, fue utilizado para escribir palabras en las que apareciesen los sonidos jw, aunque no tuvieran nada que ver con el significado original de «antílope»; es el caso de jwa.wt, que significa «herencia». En algunos casos, los jeroglíficos representaban un único sonido fonema. Por ejemplo, «vientre» en egipcio se pronunciaba khet, por lo que para representar un sonido similar a la «j» se empleó un signo que representa la zona del vientre de una vaca, con las ubres y la cola.

    Este método de escritura fonética tenía el inconveniente de que había palabras que se escribían igual y que podían confundirse. Para sortear este riesgo los egipcios desarrollaron un ingenioso procedimiento, que consistía en incluir al final de cada palabra un signo para indicar a qué clase de objetos correspondía y distinguirla de esta manera de otras palabras de igual ortografía. Estos signos son los llamados determinativos.

    FAMILIAS DE PALABRAS

    Gracias a los determinativos se podía saber que la palabra en cuestión correspondía, por ejemplo, a un tipo de planta concreta, como se ve en los términos jaq.t «puerros», o tjit «tomillo». Los mamíferos cuadrúpedos se indicaban con un determinativo consistente en una piel de animal y su cola; así se designaba una pantera, aby, un chacal wenesh, o un gato miw. Para identificar los términos abstractos se usaba un determinativo en forma de rollo de papiro sellado, ya que el papiro se asociaba con el pensamiento conceptual. De este modo, el verbo «escribir» se formaba con el signo de la paleta del escriba más el determinativo que indica que se trata de un concepto abstracto. En cambio, el «escriba» se designaba con el mismo signo de la paleta, pero con el determinativo de un hombre sentado, para indicar que era un oficio.

    Las palabras podían contar con más de un determinativo, y durante el Imperio Nuevo el número de determinativos empleados en cada palabra se multiplicó. Dado que los jeroglíficos se escribían de forma continua, sin espacios entre las palabras, los determinativos cumplían también otra función no menos importante: la de ayudar a localizar fácilmente el final de cada término.

    DISTINTAS COMBINACIONES

    Puede decirse, pues, que la escritura jeroglífica consistía en una combinación de signos de distintos tipos: logográficos, fonéticos y determinativos. Esto puede ilustrarse en un nuevo ejemplo, el del verbo «salir», pronunciado en egipcio per y que se escribía con dos signos. El primero, como vimos arriba, representa el plano esquemático de una casa, y aquí está utilizado de forma fonética, por lo que representa las consonantes «p» y «r» (hay que recordar que, en la escritura jeroglífica, las vocales no se escribían: las «e» que aparecen entre las consonantes son una convención adoptada por los egiptólogos para poder leer con mayor facilidad las palabras). Va seguido del signo de la boca, que corresponde a la consonante «r»; se trata de un «complemento fonético» cuya función es facilitar la lectura del signo anterior. El último signo es un determinativo que señala que la palabra indica movimiento.

    El género y el número de las palabras se indicaban generalmente de forma fonética. En cuanto al género, las palabras femeninas terminaban en «t» . Sin embargo, en caso de que el término designase a una persona, el determinativo podía indicar también el género de la palabra, mostrando a un hombre o a una mujer sentados. Por ejemplo, la palabra «sirviente» era bak, mientras que «sirvienta» se escribía bak.t. El plural, por su parte, se indicaba mediante el fonema w, además de con un determinativo que indica pluralidad.

    Los jeroglíficos, pues, más allá de su cautivador efecto estético, se convirtieron en un sistema perfectamente desarrollado de escritura; «un sistema complejo –escribió Champollion, el primero en descifrarlos–, una escritura que es a la vez figurativa, simbólica y fonética en un mismo texto, en una misma frase y, debería decir, casi en una misma palabra».

    https://historia.nationalgeographic.com.es/a/jeroglificos-claves-escritura-sagrada_7758

  • Los principios de la escultura egipcia

    Excepto en contados momentos históricos, en el arte egipcio solo se presentaba la figura humana en tensión espiritual y física, totalmente ajena a la vida diaria. Se presentaba a dioses, faraones y príncipes como seres sobrenaturales para los que el dolor y la alegría no existían, sorprendidos en un continuo desfile o ceremonia oficial.

    Por razones técnicas comunes a la mayoría de los pueblos de Oriente Próximo y seguramente por la idea egipcia de la elegancia, en la antigüedad, incluso cuando estas figuras son representadas en marcha, parecen rígidas. Esa falta de movimiento se debe a la llamada ley de la frontalidad: las figuras se nos aparecen rigurosamente de frente, sin torsión, con la mirada alta y fija en el frente y los brazos, caídos con fuerza, unidos al cuerpo. Cuando los avanzan, solo destacan el antebrazo. La laxitud y el abandono no existen salvo en casos excepcionales para los escultores egipcios.

    Como sabéis, en este campo fueron fundamentales los dioses egipcios, representados con sus atributos correspondientes. Osiris es el dios solar que recorrió el firmamento navegando en su nao y nos lo enseñan en forma de momia, con látigo y cayado, un kalf (paño que le cubre cabeza y hombros) y una serpiente o ureus en la frente. Como a Osiris están consagrados los carneros, a veces su tocado se completa con los cuernos de ese animal, llamándosele entonces Amón.

    Y Osiris, en estado naciente y remontándose en el firmamento, es llamado Horus: entonces suele aparecer como niño con el dedo en la boca y la cabeza pelada con una trenza; si es mayor, con cabeza de halcón.

    Isis, esposa de Osiris, es la diosa madre, de carácter lunar. Se la representa a veces dando el pecho a su hijo o al faraón y se la corona con el disco de la luna llena y los cuernos de la vaca Hathor. También se representaba a menudo a Sakhit (con cabeza de felino) y Anubis, dios de los muertos (con cabeza de chacal).

    Al faraón nos lo mostraban con la corona troncocónica del Bajo Egipto, con la tiara del Alto Egipto o con ambas a la vez, lo más frecuente.

    Las esculturas egipcias de animales son -si habéis tenido alguna cerca, lo sabéis- apasionantes. Por su carácter divino, se dedicó mucho esmero a sus imágenes de bulto redondo. En general, tampoco se les concede movimiento: como a dioses y hombres, se les representa en reposo, definidos por un perfil elegante y un modelado sobrio pero expresivo. Ángulo Íñiguez decía que, al estar dotados para ellos de hálito divino, los labraban con la emoción con la que un autor medieval esculpía la imagen de un santo.

    Además del bulto redondo, los escultores egipcios trabajaron el relieve: el bajo más que el medio. Tendían a rebajar la parte del fondo -hueco relieve-, no empleaban la perspectiva y representaban la figura de perfil. Quizá en algún momento se debiese a que no podían interpretar el rostro de frente, pero la existencia de varias excepciones en la pintura del Imperio Nuevo nos hace pensar que preferían estas representaciones. De todos modos, hacían algunas concesiones convencionales a la frontalidad: el cuerpo se tuerce desde la cintura y se nos muestra de frente para volver a presentarnos el rostro de perfil (salvo el ojo).

    Parece que los escultores egipcios imaginaban a los dioses o al faraón de un tamaño mucho mayor al de los mortales. En el periodo menfita, desarrollaban las diversas escenas en filas paralelas de figuras, sin intención de dar idea de escenario. Más adelante, aún sin conocimiento de la perspectiva, se simultanean varias escenas en un mismo escenario y, ya en el Imperio Nuevo, las composiciones se hacen más dinámicas.

    Los temas de los relieves son diversos: además de las historias de índole religiosa, muchas referidas a la vida ultraterrena, y de las campañas del faraón, se representaron casi todas las faenas de la vida egipcia: desde las agrícolas a la caza, e incluso estampas familiares, simplificadas pero con un fino criterio decorativo.

    Los relieves se distribuían en los edificios por los más diversos lugares: revestían interiores de templos y sepulcros, decoraban columnas y pilastras o se esculpían (gigantescos) en los pilonos. Casi siempre se alternaban con inscripciones jeroglíficas.

    En cuanto a materiales, el preferido solía ser la piedra dura, como el basalto oscuro o el granito gris o rosa, aunque también empleaban la caliza y la madera. En estos últimos casos, solían policromarlos.

    Trabajaban en todas las escalas, desde las gigantescas a las figurillas de madera, verdaderos juguetes del ajuar funerario, aunque preferían las dimensiones colosales.

    Los monumentos escultóricos egipcios más antiguos son colmillos de elefante con rostros barbados en su punta y placas de pizarra con relieves tomados de tumbas predinásticas. Estas representaban -en la parte superior podéis verlo- animales totémicos (jirafas, chacales) o escenas guerreras, como las de Menes, faraón que inició la primera dinastía.

    En el periodo menfita, el estilo que perdurará muchos siglos ya se encontraba plenamente formado. La estatua sedente de Kefren, maciza y rígida, con los brazos unidos al cuerpo y cubierta con su kalf, y el grupo de Micerino y su mujer, ambos en actitud de marcha, ella vestida con una túnica que subraya sus formas, avanzan lo que será la escultura posterior.

    Por sus gigantescas dimensiones impresiona la esfinge de Gizah, tallada en una enorme roca. Suponemos que su cabeza retrata a Kefren.

    Pese al empaque cortesano de las estatuas de los faraones, el agudo sentido de la observación de los escultores egipcios de entonces se manifiesta en los rasgos de los rostros de esos mismos personajes reales, a menudo poco idealizados. Las estatuas sedentes de Rahotep y Nefrit, príncipes de la III dinastía, pueden asumirse como retratos.

    Típicas de este momento son las estatuas de escribas sentados con las piernas cruzadas y escribiendo sobre un tablero. La del Museo del Louvre, de piedra caliza pintada, sorprende por la fuerza del retrato del rostro, de boca apretada y ojos fijos, reflejo de la atención intensa con que escucha. Más incorrectas, pero derivadas del mismo deseo de naturalidad, son las estatuillas funerarias de servidores del difunto, que aparecen en faenas domésticas.

    Además, se esculpen en los sepulcros del periodo menfita un buen número de relieves con escenas diversas de la vida egipcia en los que alternan figuras humanas y animales.

    La mayor parte de la escultura egipcia que se ha conservado es del periodo tebano. Del Imperio Medio son estatuas como la de Sesostris I y la Esfinge de Tanis. En el Imperio Nuevo, dentro de las normas generales fijadas en época menfita, aparecen algunas actitudes nuevas y las proporciones cambian algo. Entonces se esculpió la Vaca de Deir-el-Bahari o la diosa Hathor-una de las obras cumbre de la escultura animalista antigua-. La escultura de tipo gigantesco se desarrolló en los extraordinarios Colosos de Memnón, estatuas de Amenothep III muy deterioradas que el faraón hizo labrar ante su templo y que no miden menos de dieciséis metros de altura. Por la fineza de su ejecución destaca el Ramsés III del Museo de Turín.

    Dentro del uniforme estilo tebano, constituye un paréntesis, por su intenso naturalismo, la escultura de la época de Amenothep IV, el faraón revolucionario del culto al sol que trasladó la corte a Tell-el-Amarna. Algunos relieves lo representan acompañado por su mujer, Nefertiti, y por sus hijos, recibiendo los rayos de su dios Aton, el sol que calienta.

    La obra más bella de la escuela, desarrollada en el taller de Tutmés, escultor real cuya casa fue descubierta en excavaciones, es, cómo no, el busto policromado de Nefertiti, ahora en Berlín. Pero la vida de Tell-el-Amarna fue corta y pronto la capitalidad volvió a Tebas y la escuela tebana fue de nuevo la oficial.

    En el periodo saíta parece que la mayor preocupación de los escultores fue la suavidad y blandura del modelado y la tendencia a las formas contorneadas. Buenos ejemplos son la dama Tukusit y la Cabeza verde. Ese virtuosismo enlaza con la influencia helénica en el periodo alejandrino, en el que la escultura egipcia terminó por perder su carácter primitivo. Conservó sus fórmulas generales de frontalidad y actitud, pero el modelado se adoptó al gusto clásico. Casi podríamos referirnos a las obras de entonces como estatuas griegas con las vestiduras y actitudes egipcias.

  • Pintura Egipcia

    Las ocas de Meidum:

    Se trata de una pintura en relieve (muy visible por ejemplo en las plumas) que se encontró en el interior de la mastaba de Nefermaat en Meidum de principios de la IV dinastía.

    Representa a seis ocas en dos grupos totalmente simétricos que están sobre un fondo liso y con pequeñas formas de vegetación a su alrededor. Las aves están realizadas con muchísima minuciosidad.

    Tumba de Nakht

    Es la tumba de un noble, Nakht, que fue encontrada en el Valle de los Reyes. Es un ejemplo de tumba de noble, que solían ser muy sencillas estructuralmente pero todas decoradas (Sic) con pinturas.

    Aparecen Nakht y su mujer haciendo una ofrenda como escena principal, mientras que hay varias escenas secundarias en diferentes registros secundarios delimitados por simples líneas negras en las que los servidores del matrimonio aparecen realizando diferentes actividades. Mientras que las figuras principales se mantienen con hieratismo, los servidores manifiestan un gran dinamismo. Hay, como es habitual, un zócalo pintado y una cenefa que muchas veces culmina con formas geométricas o con el disco solar y la cobra. También se suelen cerrar los laterales con cenefa

    En otra pared, está representada la falsa puerta rodeada por la izquierda, la derecha y por debajo por escenas de servidores, simétricos a los lados de la puerta, ofreciendo alimentos.

    Otra de las escenas representadas en esta tumba es la de tres figuras femeninas que tocan instrumentos: el arpa, la flauta y el laúd. El dinamismo lo da la figura central, que está prácticamente desnuda, toca el laúd y se gira hacia su compañera. Las figuras de los lados, más hieráticas, están vestidas con túnicas blancas que dejan ver la anatomía gracias a una línea que la define.

    Otra escena es una escena de vendimia, sobre fondo blanco y en distintos registros. También una pareja arando la tierra, con un registro arriba en el que están recogiendo la siembra con una hoz y abajo árboles con frutos. Fondo amarillento y gran detallismo. También en esta tumba aparece una escena paisajística con flores de papiro, aves y mariposas volando. Entre las flores de papiro aparecen también nidos con huevos. Y por último, preparación de la momia por Anubis.

    Tumba de Nebamum

    Escena de viña más simple. No hay dibujo ni gran detallismo. Escena de rituales, danzas y banquetes. Plañidera, que siempre se representan igual.

    Tumba de Ramose

    Pese a que quedó acabada, seguramente por la aparición de la escuela amárnica, es muy llamativa. Ya se habló del personaje en los relieves. Las pinturas son alusivas al cortejo fúnebre. Hay dos registros: en el superior llevan el féretro y en el inferior aparecen los servidores del difunto que llevan los objetos que le acompañarán en la vida de ultratumba y las plañideras.

    Tumba de Sennefer

    También es llamada «tumba de la viña» debido a las representaciones de racimos en la parte alta, realizadas con un gran detallismo.

    No hay división en registros, sólo una escena de gran tamaño en la que aparecen Sennefer y su esposa con un sacerdote que derrama sobre ellos un líquido purificador representado por una línea en zigzag. La mujer lleva una gran cruz de la vida en la mano. La escena está llena de jeroglíficos.

    Tumba de Nefertari

    Esta tumba es más grande que las anteriores. La cámara del sarcófago está sostenida por cuatro pilares cuadrangulares. El techo está pintado de azul con estrellas amarillas, simbolizando el cielo. En los pilares hay dibujadas figuras de dioses y están llenos de jeroglíficos. También tienen un zócalo y una cenefa en forma de capitel.

    También en esta tumba hay una escena en la que está representada Nefertari dando una ofrenda a la diosa Hathor, pero no las dos tierras sino simplemente ungüentos, perfumes, etc. Hay perspectiva abatida en la mesa. Nefertari lleva una túnica blanca de manga corta (típica de la época) y podemos ver su anatomía gracias a una línea que la marca.

    Otra escena en la que también sale representada la reina es en la que está representada jugando al ajedrez, pero no es una escena lúdica sino ritual: significa que la reina está recobrando la vida, de la que el ajedrez es también símbolo. Con su vestido entreabierto y desceñido, Nefertari muestra en su desnudo que ha vuelto a la vida en el recogimiento de su tumba, idea ésta expresada por el tabernáculo o edículo que la cobija.

    Tumba de Amenofis

    Representa una sagrada conversación entre el faraón y el dios Osiris. Ambos llevan sus atributos: Osiris lleva la corona del alto Egipto, la barba postiza acabada en curva, callado, flagelo y cruz de la vida en las manos, que están cruzadas y son lo único que sobresale del cuerpo, que está envuelto en lienzo.

    El faraón lleva el nemes de oro, el hureus, la barba postiza, está vestido con el faldellín, etc. Hay un gran predominio del trazado, de hecho sólo hay policromía en algunas partes, básicamente en los atributos y adornos de las dos figuras. Hay un mayor hieratismo y se cumple la ley de la máxima claridad.

    Capilla funeraria de Tutmosis III

    Estaba Dedicada al dios Amón. En la pared, aparece el faraón ofreciendo perfume a Amón, que está entronizado mientras que el faraón permanece de pie. Hay muchos jeroglíficos y están destacados sobre un fondo blanco. Hay cenefas de colores que enmarcan la escena. Tiene una estructura abovedada y la bóveda está pintada de azul con decoración de estrellas amarillas. Los colores se han conservado perfectamente.

    Otras escenas:

    Dama que, en una postura muy forzada, es arreglada por sus sirvientas. La figura central es la que da movimiento. Jerarquización por tamaño.

    Escena de cacería, con una postura muy forzada del animal, pero en los cazadores posturas reales con mucho movimiento.

    Escena de servidores que llevan animales y otras ofrendas. Perspectiva inversa. Piel del animal con manchas de color.

    Barcos. A veces eran representados transportando mercancías, pero lo más normal es que estuvieran relacionados con el viaje a la tumba?. Es un fiel reflejo de cómo eran los barcos.

    Representación de trabajadores, con una gran libertad de posturas. A partir del Imperio Nuevo comienza el factor estético.

    Peces, con detalle, pero no tanto como en el Imperio Antiguo.

    Capilla de la diosa Hathor en el templo de la reina Hatshepsut en Deir-el-Bahari. Aparece la diosa con la cruz de la vida y hay una alusión a la arquitectura.

    https://www.arteespana.com/pinturaegipcia.htm

  • Escultura Egipcia – Historia, Simbolismo y Representación

    La Escultura egipcia antigua estaba estrechamente asociada con la arquitectura egipcia mayormente centrada sobre todo  en el templo y la tumba funeraria. El templo era construido como si fuese la tumba o lugar de descanso eterno de una divinidad cuya estatua era ocultada dentro de una sucesión de cerradas salas, abierta en un punto para ver sólo por un corto tiempo, al sol,  luna o una estrella particular que llega desde un punto en el horizonte, de la que sus rayos brillaban directamente sobre el interior del Santuario.

    Estas estatuas divinas fueron consultadas como oráculos y rara vez eran de un tamaño imponente. Los escultores emplearon también los relieves en pared, capiteles de columnas, figuras colosales custodiando los pilones y largas avenidas de esfinges. Las ilustraciones murales en las paredes del templo representaban típicamente la piedad de los faraones, así como sus conquistas extranjeras.

    ¿Cómo se desarrolló la Escultura Egipcia?

    A pesar de la riqueza de los materiales y la cantidad de producción, la escultura egipcia cambió gradualmente de una manera que no es fácil trazar un camino evolutivo preciso. Así, de las primeras dinastías se encuentra un arte completamente desarrollado. Incluso en esta temprana etapa, artistas egipcios demostraron gran maestría en escultura en tres dimensiones, de piedra dura y la escultura de bronce y no hay un prototipo  arcaico  para ilustrar cómo se logró esta maestría. De allí que la cultura egipcia no ha aún iluminado en cuanto a sus formas de arte prehistóricos, tampoco se sabe de un idioma extranjero existente o un conjunto de habilidades que hayan prestado o adquirido, excepto posiblemente el arte de Mesopotamia en el moderno-día Iraq. Así en general, independientemente de su origen, arte egipcio durante el período histórico está marcado más por la continuidad de sus cambios evolutivos. Aún así, la escultura egipcia hasta cierto punto se puede distinguir de período a período.

    Escultura de Piedra Egipcia

    Fue en las finales de la segunda  y principios de la tercera dinastía, de unos 2.700 A.C., que se estableció lo que podría denominarse el estilo egipcio antiguo característico de la escultura en piedra, un estilo que se transmite a través de unos 2.500 años a la época ptolemaica con sólo excepcionales modificaciones. Así mismo, las características predominantes de este estilo son la regularidad y la simetría de las figuras sólidas y de cuatro cuadrantes ya sean de pie o sentadas.

    Miguel Ángel es el escultor con más reputación por  haber creído que un bloque de piedra contiene una escultura, como en embrión, y que es la tarea del artista revelarlo. Por lo tanto, la figura completa del egipto antiguo típico da una fuerte impresión del bloque de piedra de la que fue tallada. Los artistas retiraban un mínimo absoluto de la piedra bruta, dejando comúnmente  las piernas fusionadas en una sólida masa a un pilar posterior, los brazos unidos a los lados del cuerpo, mientras estaban soldados en figuras sentadas en sus sillas. Aún cuando estas esculturas parecen torpes, transmiten una impresión de severa elegancia, pureza de línea que sugiere por su tensión,  una energía contenida.

    Las primeras etapas de la realización de una estatua, como el relieve y la pintura, implicó la elaboración de un boceto preliminar. Se da una forma aproximada a un bloque de piedra, y la figura a tallar era dibujada en al menos dos lados para dar las vistas frontales y laterales. Más tarde, una rejilla de cuadrados asegura que las proporciones de la estatua se harían exactamente según las reglas que fija los principios en tiempos dinásticos. Los maestro del dibujo, algunos de los cuales han sobrevivido, estaban disponibles para la referencia. Por lo tanto, la figura sentada de Tutmosis III, 1504-1450 A.C., se  bosquejó primero en rojo y luego se delineó en negro, señalada con una rejilla de cuadrados pequeños finalmente orientados. así, los maestros artesanos después de años de práctica podían trabajar instintivamente, pero inexpertos escultores mantendrían esos dibujos a mano para referencia fácil.

    Escultura durante el antiguo Imperio Egipcio

    El arte de la Escultura en el antiguo imperio se centró alrededor de la ciudad de Memphis, aunque el Delta, Abydos, el barrio de Tebas y Elefantina también  proporciona ejemplos de algunas de sus fases posteriores. Ninguno de los templos de este período han sobrevivido. Igualmente, las esculturas provienen exclusivamente de tumbas y el carácter de estas esculturas de Memphite son fuertemente naturalistas en comparación con el arte egipcio de más adelante. Las estatuas de retratos son variadas y a menudo sorprendente por su carácter, mientras que los murales representan escenas numerosas de la vida diaria. De igual manera, las formas generalizadas o típicas incluyen la monumental esfinge de Gizeh y las estatuas de Kefrén, el constructor de la segunda pirámide.

    La tendencia naturalista de este estilo de Memphis ha conducido a un peculiar tratamiento del ojo, una técnica en las estatuas de este período ( de piedra caliza, madera y bronce, pero no en las estatuas hechas de rocas basálticas), aunque lo suspendieron más adelante. La pupila estaba representada por un conjunto de uñas en plata brillante en cristal de roca o esmalte, las pestañas oscuras eran hechas de bronce.

    Los jefes de estas estatuas del antiguo imperio revelan un marcado tipo egipcio, aunque no totalmente, pues estaban en algunos casos mezcladas con negroides y otras razas extranjeras. Aunque las formas del cuerpo delgado estaba representado, como corto, rechoncho, y cuerpos musculosos a veces eran las ocurrencias más comunes. Dado que mayor representación era de hombres de mediana edad y mujeres, parece que la infancia y la vejez no eran paradigmas fundamentales en la vida futura. En general, los rostros reflejan un pueblo tranquilo, feliz, para quien la vida futura no ofrece ningún gran cambio o incertidumbre. Igualmente, las esculturas de pared y los jeroglíficos ejecutados en bajorrelieve, por lo general eran finamente talladas.

    En este sentido, las estatuas sin terminar proporcionan una prueba útil de los procesos involucrados. Por lo que, la mayoría de ellos demostraron que el trabajo procedió uniformemente por todos los lados, manteniendo así el equilibrio de la figura. De igual manera,  se pretendía hacer partes de una estatua compuesta, y la parte superior de la cabeza, se dejaba en áspero para colocar  una corona o una peluca de otro material. La superficie de la cara en algunos casos parecía estar lista para el alisado final y la pintura, pero las directrices todavía están allí indicando la línea del cabello y el plano medio de la cara. De igual manera, se observan trabajos de líneas algo más gruesas,  observando el contorno de los ojos y las cejas hechas de forma marcada para que se vea como si el trabajo hubiera sido planeado, cortando estos para embutir otras piedras para que la cabeza fuera muy realista cuando estuviera terminada

    Escultura del Imperio Medio Egipcio

    El arte escultórico del período conocido como el Imperio medio puede dividirse en dos subperíodos: El primer período tebano, desde la dinastía 11 a la 15  y el período de Hyksos, de la 15 a la 18 dinastía. En ese momento, el centro del gobierno de Egipto había pasado de Menfis a Tebas. El último período de la regla de Memphite y la dinastía (Imperio medio),  produjo la escultura de valor duradero, pero en el posterior período de Usertesens, hubo un renacimiento de la creatividad egipcia. En general, la escultura fue simplemente una continuación del arte de Memphis, pero algunos cambios ya eran evidentes. Había un deseo general por las más grandes estatuas de faraones, mientras que las formas corporales comenzaron a adquirir las piernas, brazos y troncos más delgados. Así las esculturas de pared enfocadas a temas similares eran menos individuales menos naturales y, en muchos casos, las pinturas murales fueron sustituidas por esculturas de relieve. Las doce (12) estatuas de la dinastía del templo de Karnak revelan que ofertas votivas de estatuas no eran infrecuentes, mientras que la fina estatua de Sebekhotep III (Louvre, París) de la dinastía 13, revela una nueva salida en el arte del escultor.

    Escultura Egipcia del Nuevo Imperio

    La porción temprana del Imperio nuevo de Egipto se había liberado a sí misma de la regla de Hyksos y amplió su imperio para incluir A Siria, Asia menor y Chipre en el norte y este y Nubia y Abisinia en el sur. Por lo que, se erigieron varios templos grandes, especialmente durante la regla de Seti y Ramsés II, que condujo a numerosos encargos de esculturas nuevas. Por lo tanto, desde los templos monumentales se condujo naturalmente a la estatuaria monumental, las estatuas de Amenofis III., en Tebas, con 52 pies de alto, la de Ramsés II., en Ipsambul, con 70  pies de alto, mientras que la escultura de Ramsés en Tanis, tenía 90 pies de altura excepto su pedestal. De igual manera, las delgadas proporciones de la forma humana  eran populares y se continuó a formas aún más avanzadas, en particular en los bajorrelieves del Imperio nuevo.  así mismo, la sencillez del vestido, de tiempos anteriores, ahora fue substituida por más ricas prendas y accesorios más elaborados, mientras que las coronas no eran infrecuentes. Otro cambio de fondo estuvo en la ornamentación: ultramar,  variedades de fauna y flora, así como extranjeros hombres y mujeres, fueron representados con más frecuencia y en mayor variedad que antes.

    Escultura Egipcia durante el periodo Greco-Romano

    En este período de la antigüedad clásica, cuando Egipto fue sometido por Alejandro Magno, su arte no cambió, de hoy para mañana, para complacer a estos nuevos y poderosos griegos. Sin embargo, los templos ptolemaicos, sobre todo en los capiteles de las columnas, no fueron construidos como aquellos de los templos griegos, en el estilo helénico. Del mismo modo, las estatuas ptolemaicos permanecieron en el arte egipcio. De manera que,  mientras el sucesor de Alejandro Magno se hizo faraón, ellos no convirtieron el arte egipcio en griego. Sin embargo, el desarrollo de ciudades griegas en Egipto, que había estado sucediendo desde el siglo VII A.C., además de la conquista de Macedónica en Egipto llevó a un estilo mixto greco-egipcio del arte. Igualmente, aunque los romanos siguieron restaurando los templos del imperio antiguo y  medio en el estilo egipcio, también alentaron a una forma de escultura de iconografía y motivos clásicos que tiene primacía sobre un estilo Egipcio.

    Escultura Real Egipcia

    Está escultura es la secuencia de la escultura real formal, sin embargo,  muestra más claramente los cambios en detalle y actitud que se produjo durante  muchos siglos de la historia egipcia. Desafortunadamente, muy poca escultura real ha sobrevivido desde los primeros períodos, pero uno de los ejemplos más antiguos es también uno de los más impresionantes. Se trata de la estatua de piedra caliza de tamaño natural del rey Djoser, que data del 2,660-2.590 A.C., que encontró en un compartimiento pequeño en el complejo del templo de la pirámide escalonada, que fue planeado por el arquitecto Imhotep (Museo egipcio, del Cairo). Una vez en el lugar, la estatua jamás sería  vista por los ojos de los vivos.

    Fue hecha para proporcionar una morada para el ka del rey después de su muerte y fue amurallada en un nicho. Dos agujeros fueron dejados enfrente de los ojos que pueden mirar hacia afuera en la capilla adyacente donde ofrendas diarias debían hacerse. El rey, sentado en un trono cuadrado, se envuelve en un manto. La cara, enmarcada por una peluca completa, es impasible y llena de Majestad transmitida a pesar de los daños causados por los ladrones que le sacaron los ojos  incrustados. Pequeñas estatuas de nobles de las tres primeras dinastías, sentadas en la misma posición con la mano derecha en el pecho, transmiten una fuerte impresión de la densidad de la piedra de la que fueron talladas.

    En este sentido, la estatua de Diorita magnífica de Kefren, que data del .2,500 A.C. (Museo egipcio de el Cairo), construida  de la segunda pirámide de Gizeh, una vez estuvo con 22 personas en el largo pasillo del templo del valle. La postura del rey ha cambiado un poco desde la estatua de Zoser, y ambas manos ahora descansan en las rodillas. El detalle del cuerpo, no envuelto en un manto, es magníficamente ejecutado. Protegido por el halcón del dios Horus, el rey se sienta solo con la tranquila certeza de su divinidad. Esta estatua fue pensada para ser vista en el templo, y el poder del rey es subrayado por el diseño tallado en los lados del trono que simbolizó la unión de los reinos del alto y bajo Egipto con un nudo de plantas de papiro y loto.  Igualmente, los escultores representaron a los gobernantes del antiguo reino como dioses en la tierra. Por lo que, durante el Reino medio los fragmentos sobrevivientes de estatuas reales muestran una línea de gobernantes que había logrado su divinidad por su propio poder y la fuerza de la personalidad. El carácter distante y solitario de la realeza aparece en sus retratos, pero se combina con la conciencia de una personalidad humana bajo los símbolos de la realeza. Las cabezas y estatuas de estos gobernantes del reino medio dan la impresión de ser reales retratos, tallados por artesanos de habilidad consumada.

    Esculturas de Tumbas y Templos

    El arte  egipcio de la escultura, fue hecho para ser colocado en tumbas o templos y generalmente fue pensado para ser visto desde el frente. Así mismo era importante que la cara  mirara siempre hacia adelante, en la eternidad, y que el cuerpo fue visto de frente en forma vertical y rígida, con todos los planos que se interceptan en ángulo recto. A veces ocurrian variaciones, por ejemplo, las grandes estatuas fueron hechas para mirar ligeramente hacia abajo hacia el espectador, pero los ejemplos donde el cuerpo está hecho para doblar o la cabeza para activar es muy rara en la escultura formal.

    Generalmente se acepta que los mejores artesanos trabajaron para el rey y los patrones seguidos por otros que producen la escultura en piedra, madera y metal para sus súbditos en todo Egipto. Así en el reino medio se vió en particular la producción de muchas estatuas y figuras pequeñas que se colocaron en las tumbas de gente absolutamente común para actuar como sustitutos para el cuerpo si el mismo debía ser destruido, para proporcionar una morada eterna para el ka.

    Igualmente, la calidad era deseable, pero no era particularmente importante, ya que la estatua llevaba inscrito el nombre de la persona muerta que era identificada con él. De hecho era posible asumir una estatua simplemente alterando la inscripción y sustitución por otro nombre. Esto se hizo incluso en el más alto nivel, y hubo Reyes que usurparon a menudo estatuas de anteriores gobernantes. También se cree que es posible destruir la memoria de un antecesor odiado o temido al hackear los nombres y títulos de sus monumentos. Esto le pasó a muchas de las estatuas de Akhenaten, y los nombres de Hatshepsut fueron borrados por Tutmosis III.

    Esculturas privadas de la Escultura Egipcia

    Las esculturas privadas, como las reales fueron imitadas, y se ubicaron muy en la tradición ritual. Así, los artesanos de períodos más recientes, particularmente los que trabajaban en madera, a menudo producían pequeñas figuras de gran encanto y no se sentían obligados por la Convención religiosa. Estas pequeñas estatuillas fueron hechas a menudo para servir a un propósito práctico y llevadas a contenedores de sustancias cosméticas, que más tarde eran enterrados entre las posesiones personales de sus propietarios.

    Estatuas y Estatuillas Egipcias

    Los artistas egipcios fueron produciendo una gran variedad de pequeñas figuras en arcilla, hueso y marfil, antes de la aparición de un estilo formal de la escultura en el momento de la unificación de las dos tierras de Egipto. Se han encontrado figurillas frágiles en tumbas prehistóricas. Igualmente, la tradición de hacer tales objetos sobrevivió hasta el nuevo reino. Igualmente, el hueso y el marfil fueron utilizados para hacer figuras femeninas estilizadas de mano de obra elaborada entre 4.000 y 3.000 A.C.. Así mismo, la arcilla, que era más fácil de manipular fue moldeada en representaciones de numerosas especies de animales, fáciles de identificar porque sus características fueron capturadas por la aguda observación de sus escultores.

    Grandes esculturas del Arte Egipcio

    Los faraones encargaban rígidas estatuas monumentales para glorificarse mientras ellos estaban todavía vivos. Cuanto mayor era el estado más poderoso era el gobernante. El más prolífico creador de estatuas faraónica fue Ramses el grande, cuya semejanza se encuentra en el coloso de Abu Simbel y otros sitios alrededor de Egipto.

    En este sentido, el arte del retrato muy temprano creó sus propias convenciones rígidas, por lo que, las marcas de una rejilla guiaba al escultor en su trabajo. Así, durante mucho tiempo se suponía que se trataba de sólo un dispositivo comúnmente usado por artistas para agrandar cualquier pequeño bosquejo. Sin embargo, luego se observó que las escuadras siempre interceptaban los  cuerpos en los mismos lugares, por lo tanto, estos instrumentos  demostraron ser unidades del canon de la escultura egipcia.  Igualmente, una figura de pie estaba compuesta por dieciocho filas de cuadrados (sin contar la fila diecinueve para el cabello sobre la frente). Sin embargo, los egipcios nunca fueron capaces de hacer esculturas humanas libremente de pie. Por lo tanto,  las figuras eran sentadas o saliendo de una pared. Así mismo, cuando los faraones y sus reinas eran esculpidos juntos el rey generalmente llevaba un tocado y una falda y su esposa llevaban un estrecho y revelador vestido. De igual manera, las esculturas de pie se caracterizaron por puños apretados, los brazos rígidos a los lados, dos pies firmemente en el suelo con el pie izquierdo hacia adelante, pero el cuerpo iba a ninguna parte.

    Las Esfinges

    La esfinge (cerca de las pirámides en Giza) es la famosa estatua colosal con el cuerpo de León y cabeza de un faraón Dios. Situada en un hoyo al lado de las pirámides del Nilo, es de 242 pies de largo y 66 pies de altura y se llega a pie a través de un templo de enormes bloques rectangulares de piedra. La esfinge hace frente al este hacia el Nilo y custodia la entrada del complejo de la pirámide. Aunque es una estatua masiva es enanizada por las pirámides y apenas visible delante de ellas a distancia.

    En este sentido, en el callejón de la esfinge en Luxor reposan restos de cientos de esfinges antiguas se han encontrado y recientemente han sido renovadas y puestas en exhibición pública. Muchas fueron encontradas en una carretera que había sido identificada como la ruta ceremonial del «Callejón de la esfinge». El callejón de la esfinge, también conocida como la ruta de Kabash,  conectaba al gran templo de Karnak en Tebas antigua del templo de Luxor. Así, los antiguos egipcios caminaban a lo largo de la ruta una vez al año para llevar las estatuas de los dioses Amón, Dios Supremo rey del antiguo Egipto y Mut, diosa venerada como madre, en una repromulgación simbólica de su matrimonio.

    Las estatuas y relieves se encuentran mayormente, en los templos de Abidos, Tebas, Edfou, Esneh, Philae y Ipsamboul, en las tumbas situadas alrededor de Memphis, Beni Hassan y Tebas y sobre todo en el Museo de Gizeh. Existen además, importantes colecciones de estatuas del antiguo Egipto que se encuentran en el Museo del Louvre, París, el Museo británico, Londres, el Museo del Arte Metropolitano de Nueva York, el Vaticano, Roma, el Museo Arqueológico, de Florencia, el Museo egipcio de Turín, Turín; y el Royal Museum, Berlín. Otras colecciones se encuentran en Estados Unidos,  en e J Paul Getty Museum, Los Ángeles, el Museo de Bellas Artes, Boston, el Museo de la Universidad de Pensilvania, Filadelfia; y la Universidad Johns Hopkins.

    En este sentido, se conocen muy pocos escultores del antiguo Egipto porque la mayoría de las obras escultóricas no se sabe quién las realizó porque no tienen el nombre de sus autores.  Algunos escultores más representativos fueron:

    Aacheperkareseneb hijo de Nebiaut, fue un escultor del Antiguo Egipto. El nombre  aparece en una estela que talló para su padre, llamado Nebiaut, no está claro si el talló la pieza o la dirigió. Sin embargo,  debió trabajar en la zona de Tebas, ya que fue el principal centro de adoración a Dios. De igual manera, Men fue un escultor y arquitecto del Antiguo Egipto; durante el reinado del faraón Amenhotep III y de su hijo Amenhotep IV. Esculpió un relieve en una estela de roca en Asuán, retratado junto a su hijo el arquitecto y escultor Bek. En esa estela, Men es nombrado el artista supremo de los grandes monumentos del rey.

    Por su parte, Bek, hijo de Men, también escultor del Antiguo Egipto, trabajaba a las órdenes de Ajenaton a mediados del siglo XIV a. C. Sus obras expresan el realismo exagerado, que también se denomina expresionismo degenerado, impulsado por Ajenaton. Las figuras impresionan por la perfección de la escultura de los rasgos y contornos de las caras. De igual manera, Tuthmose (circa 1330 a. C.) fue un artesano y maestro escultor durante el reinado de Ajenatón, su trabajo más famoso es la escultura de la famosa  cabeza  de la reina Nefertiti.

    https://tiposdearte.com/escultura/egipcia

  • El Arte del Antiguo Egipto


    Fue utilizado por los faraones para reflejar todo su poder divino, de ahí su monumentalidad y grandiosidad tanto en obras arquitectónicas como escultóricas.

    Siempre tuvo una función mágico-religiosa a través de símbolos y creencias y sigue un rígido código estético, que en ocasiones es difícil de interpretar hoy en día.

    Como curiosidad añadir que recibiría pocas influencias externas de otros estilos por ser esta zona un territorio bastante aislado y condicionado por un medio natural, árido y desértico.

    La estrecha relación entre arte y religión la encontramos sobre todo en las  imágenes que utilizaron en sus tumba.  No eran objetos decorativos com vemos ahora expuestas en los museos de todo el mundo, sino que realmente se hicieron para representar el espíritu del difunto y permitir la reencarnación de su alma (ka).

    No son entendidas como obras de arte estáticas sino como imagen para la vida eterna.

    MATERIALES

    El Arte Egipcio utilizó principalmente la piedra y otros materiales duraderos como la obsidiana, el lapislázuli y metales preciosos. Estos materiales fueron usado en la estatuaria de faraones y dioses, algunas de enorme tamaño. Sin embargo, es frecuente encontrar materiales más sencillos como la arcilla cocida policromada para la representación de personajes fuera de la realeza como funcionarios y escribas. Suele utilizarse además en las escenas campesinas donde este tipo de materiales permitía un gran detallismo y naturalidad.

    ESTÉTICA

    Las formas artísticas buscaron siempre la belleza idealizada y mantuvieron el hieratismo, la ley de la frontalidad y la jerarquización (es decir, el personaje principal, como era el faraón, siempre se representa de mayor tamaño por simbolizando su posición social).

    Existen dos tipos de talleres: los talleres oficiales de palacios y templos, y los talleres privados para clientes de la nobleza

    TEMAS PRINCIPALES

    Las obras se centran en dos temas principalmente: la autoridad política de los faraones y la religión.

    A esto se añade el Ciclo de la Vida puesto que los egipcios creían en el principio de la Creación donde la presencia del Nilo marca la existencia humana mediante las crecidas anuales que permitían el resurgir de las cosechas y el renacer a la Vida.

    También destaca el tema de la Muerte, siendo el ritual de enterramiento con el Juicio de Osiris uno de los más frecuentes en la representación de la pintura funeraria.

    En cuanto a la religión, los egipcios eran politeístas y los dioses gobernaba cualquier aspecto de la vida recibiendo constantes ofrendas. La mayoría de estos dioses tuvieron atributos de animales como el chacal (Seth), el horus o el babuino (Thoth dios de la escritura) que podemos ver en numerosas esculturas y frescos.

    En la mayoría de las ocasiones las figuras repiten los mismos gestos estilizados: la adoración (brazos extendidos hacia delante con las manos levantadas), la realización de ofrendas, la protección o incluso con gestos de luto (manos levantadas con las palmas hacia el frente) que podemos ver en escenas funerarias como las plañideras.

    ARQUITECTURA

    Uno de sus rasgos principales es la estrecha relación que tiene con la escultura y la pintura, cualquiera de los edificios egipcios son decorados con ambas disciplinas de forma profusa.

    Es sobre todo una arquitectura monumental y adintelada (no conocen la bóveda ni el arco de medio punto) donde predomina la horizontalidad. Este rasgo es predominante en todas las etapas y lo diferencia de otros estilos como los de Oriente Próximo.

    Entre los materiales destacan la piedra caliza, aunque en origen las primeras construcciones fueron de madera, adobe y el ladrillo. Estos materiales, menos nobles, siguieron utilizándose en la hogares de las clases bajas como los campesinos.

    Los elementos principales fueron:

    El muro exterior en forma de talud inclinado que tiene añade una terminación redondeada denominada «gola». Este tipo de muros se encuentra en los templos de toda la región y suele ir decorado con altos relieves.

    La columna de gran tamaño y con capiteles vegetales. El estilo de estas columnas marca las distintas etapas artísticas. Por ejemplo, aquellas con fuste liso o acanaladas son propias del Imperio Antiguo y Nuevo.

    Según el tipo de capiteles se denominan: estilo lotiforme (flor de loto con fuste fasciculado), estilo papiriforme (flor de papiro cerrado) , estilo campaniforme (flor de papiro abierto), estilo palmiforme (fuste liso y capitel en forma de palmera abierta).

    En el Imperio Nuevo apareció además la columna hathórica cuando el capitel adquiere el rostro de la diosa Hathor, muy venerada por los egipcios, y ya en la época de los Ptolomeos adquieren formas más complejas compuestas por distintas flores.

    TIPOS DE EDIFICACIONES

    EL TEMPLO

    A diferencia de otras arquitecturas religiosas, los templos egipcios no fueron lugar de reunión ni sacrificio. Era la morada de los dioses (santuario) donde los sacerdotes realizaban los cultos en absoluto secreto. El acceso estaba restringido en exclusiva a los sumos sacerdotes y a la familia real.

    El plano de estos templos suelen tener distintas salas distribuidas en un eje longitudinal siguiendo un orden simétrico a ambos lados. Este modelo de patio-sala hipóstila y santuario no varia a lo largo de los siglos y además puede incluir la vivienda de los sacerdotes, los graneros, las casas de la vida así como los talleres de escribas.

    Ordenadas desde el exterior, nos encontramos los siguientes espacios:

    Avenida de esfinges o dromos:  marcan el camino principal hacia la entrada del templo donde aparecen normalmente las figuras de carneros de Amón con cuerpo de león a ambos lados.

    Obelisco: Monolito apuntado terminado en forma de pirámide localizado al final de la avenida de esfinges. Se decora con relieves alusivos al la deidad del templo.

    Pilono o muro de acceso con forma de talud rematado por una gola convexa.

    Patio interior con columnas, único lugar donde era posible la reunión de los fieles

    Sala hipóstila: suele tener gruesas columnas que sostienen un techo adintelado y curiosamente, el suelo está a una altura mayor que el patio que rodea. En ella se realizaban ritos y ceremonias importantes y su acceso estaba restringido a uno pocos.

    Santuario, localizado al final de la construcción en ella se encuentra la estatua del dios. Es un espacio privado y sagrado donde solo tenía acceso el sumo sacerdote.

    Es característico que las salas del templo vayan disminuyendo en altura a medida que nos acercamos al santuario, este efecto aumenta la sensación de oscuridad y misticismo.

    A partir de la XVIII Dinastía hubo algunos cambios constructivos y algunos templos se hicieron exentos como los de Luxor o Karnak y otros excavados en la roca conocidos como speos del que destacaría el templo de Hatshepsut, la única reina faraón perteneciente a la XVIII Dinastía. La imagen más destacada de este templo es su impresionante rampa exterior.

    LAS TUMBAS

    Los primeros enterramientos que podemos clasificar como arte egipcio siguen la estructura de mastaba. Estos pequeños edificios tienen forma de pirámide truncada (su techo es plano), presentan muros en talud y en dentro de ellas se situaba una sala de ofrendas para el ajuar funerario y una sencilla cámara subterránea (serdab) para el difunto al que se accede por un pequeño pozo. Usaron ladrillo y más tarde sillares de piedra caliza para su construcción. Esta tipología adquiere su máximo esplendor durante la época Tinita (3100-2682 a.C) y el Imperio Medio (2682-2181 a.C).

    Las mastaba suelen agruparse en lugares concretos formando necrópolis o ciudades de los muertos.

    Posteriormente, la técnica arquitectónica se hizo más compleja y aparecen las primeras edificaciones en forma de pirámide durante el Imperio Antiguo (2686-2181 a,C). Cómo tal, podemos decir que la pirámide de Djoser en Sakkara pone las bases de este nuevo modelo al estar formada por 6 plataformas escalonadas en altura como una sucesión de mastabas.

    Tras muchos ensayos, a veces fallidos, como ocurrió en la pirámide truncada en Dashur, los arquitectos egipcios consiguieron elevar la estructura (a veces por encima de los 140 metros de altura) y dar un perfil bien definido a los muros que se cubren con sillares de piedra caliza ajustados con precisión y orientados a los cuatro puntos cardinales. Las pirámides de Keops, Kefrén y Mikerinos en Gizeh (IVª Dinastía) son el ejemplo más notable de esta evolución técnica y símbolo del poder de los faraones.

    Finalmente, durante el Imperio Medio se utilizaron otros modelos de enterramiento como los hipogeos (speos). Eran tumbas completamente excavadas en la roca a las que se accedía por rampas subterránea y divididas en varias salas profusamente decoradas con pinturas murales.

    ESCULTURA EGIPCIA

    La función de la escultura egipcia es sobre todo de carácter funerario y la mayoría de ellas han sido encontradas en templos y tumbas.

    Es una escultura figurativa y suelen representar dioses y faraones,  aunque también encontramos imágenes de altos funcionarios y escribas e incluso escenas campesinas de gran vitalidad.

    Los materiales utilizados fueron muy variados desde la madera y la arcilla (usado sobre todo para la representación de personas de menor rango social) hasta otros de gran dureza como el basalto y la diorita (reservado a la familia real y deidades).

    Los rasgos de las figuras son estereotipados:  mantienen la simetría, el hieratismo (falta de expresividad) y no busca la representación realista del individuo sino su imagen idealizada. Las formas son rígidas y estáticas, manteniendo sobre todo la estructura del bloque (piernas y brazos pegados al cuerpo) donde predomine una visión frontal. Los faraones son representados como dioses, distantes y alejados del resto de los mortales.

    Una excepción a estas normas fueron las llamadas esculturas populares de altos funcionarios y escribas, realizadas en madera o caliza policromada, y las escenas de la vida diaria que encontramos en pequeñas figurillas de terracota formando parte del ajuar funerario. En todas ellas encontramos mayor realismo y expresividad sobre todo en las escenas de campesinos, alfareros, panaderos representadas con gran detallismo y vitalidad muy alejadas de la solemnidad oficial.

    PINTURA EGIPCIA

    La pintura egipcia tiene una función plenamente decorativa (Sic) y se utilizó sobre todo en las tumbas y enterramientos.

    La técnica es mixta combinando pintura mural al fresco y al temple, y se caracteriza por el uso de colores planos y líneas bien definidas. Siguen la perspectiva jerarquizada, al igual que en la escultura, y aplican una visión frontal y de perfil. Es una pintura plana y sin volumen.

    La profundidad en las escenas se consigue de forma tosca a base de la superposición de niveles superpuestos para intentar crear la sensación de espacio, y en la mayoría de las ocasiones las escenas se disponen en bandas a lo largo del muro.

    Paredes de mastabas e hipogeos se llenan de escenas sagradas y dioses pero también de la vida terrenal del difunto. Gracias a muchas de ellas conocemos cómo se realizaban las cosechas, la caza o la pesca en el Antiguo Egipto.

    Destacar además que la pintura suele ir acompañada de textos jeroglíficos de carácter sagrado: plegarias, nombre de faraones y dioses, …

  • ARTES VISUALES del EGIPTO ANCESTRAL

    ARTES VISUALES del EGIPTO ANCESTRAL

    El universo iconográfico Egipcio es la expansión del continuo intuición / percepción, conocimiento / cosmovisión, los autores del periodo faraónico, son imaginativos interpretes, inspirados visualizadores y profusos perceptualizadores de la temporalidad existencial y de su trascendencia.

    En el devenir de 4000 años anteriores a nuestra era, en el norte del  continente africano emigrantes semíticos y nubios, se establecen en los márgenes del río Nilo, en el Kemet “tierra negra y fértil” para crear en el horizonte histórico una de las civilizaciones cumbres del ingenio humano.

    El río Nilo axis mundi horizontal de extensos reflejos bilaterales, río de suntuosa majestad, proveniente del lago tropical Nam Lolwe en el centro del continente africano, fluye hacia el norte y de su fusión con el mar Mediterráneo, se forma el pródigo delta, histórico y legendario en el devendría la civilización egipcia convertida en crisol de conocimientos, basamento y faro de disciplinas, de destrezas, fue la aceptada tutora de las culturas de occidente en barias épocas.

    Los paradisos proyectados del Egipto ancestral son espacios habitables, edificaciones religiosas, gubernamentales y votivas signadas por la iconografía continua del arte visual del Egipto dinástico, conocido, venerado e imitado en la temporalidad eterna, posteridad que logra converger en imágenes visuales monumentales inmersas en sensuales y centellantes policromías (pictogramas, jeroglíficos, relieves y esculturas tridimensionales).

    Avezada Iconogénesis ejercida por milenios, se manifiesto a través de sintagmas de continuidad enlazados por algoritmos de perceptualización y esquemas estructurales modelados y modulados en áureas proporciones.

    Esculturas de permanencia promisoria, ascendencia continua, sin declinación por la acentuada sapiencia expresiva de cenit caudaloso.

    Su presencia ascendente en el océano de eternidad celeste, su trascendencia trazada por la métrica de destinos, fue la era de la memoria magnificada por vectores de veracidad, por volúmenes etéreos en los horizontes de otredad, orígenes y devenir, ser y estar de proezas.

    Los dignificados relieves son recipientes de signos lúcidos, continentes de augurios, concentración de conjunciones propiciatorias.

    Los obeliscos definen las sendas cósmicas, la cronología de sublimaciones fluyendo al infinito, los demiurgos faraónicos procuraron gallardamente la conversión diáfana y la fusión ancestral de las efigies de su autoria, magnas obras de impensable e invisible decadencia.

    Los ancestrales egipcios fueron cultores y mentores de cosmometría, de astronomía y agrimensura, edificadores de oasis de la inteligencia, de diorama de disertaciones filosóficas, de agronomía, de hidráulica, de medicina, avicultura, ganadería, edificatoria, escultura, herbolaria y toda matemática

    RRL 2022